El arzobispo de Valladolid pide a los políticos "no ocultar los problemas de nuestra vida social, económica y política, porque ante ellos, todos estamos llamados a responder"
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Ecclesia |
Estamos de nuevo en campaña electoral y eso nos vuelve a dar la oportunidad de "reflexionar sobre la organización común de nuestra convivencia".
Así lo ha expresado Luis Argüello que se ha dirigido a los fieles
vallisoletanos animándoles a participar en este proceso electoral ya que
"no es legítimo mirar hacia otro lado". La participación en la vida
política "no se acaba cuando depositamos nuestra
papeleta en una urna, sino que debe ser un compromiso mantenido en nuestra vida
ordinaria".
Argüello les ha pedido a los políticos, a aquellos que se
presentan en las diversas listas "y
que estos días de campaña electoral acuden a nosotros", que "nos
traten como personas adultas, que no persigan comprar nuestro voto con promesas
cada vez más altas y que tampoco nos consideren personas inmaduras que no son
capaces de afrontar sus deberes. Que no nos oculten los problemas de nuestra
propia vida social, económica, política… porque ante ellos, todos estamos
llamados a responder".
Estado del Bienestar
"Seguramente hay algunos asuntos de nuestra convivencia que
merecen una especial atención y me permito señalar algunos de ellos. En primer
lugar, todo lo que se refiere a nuestra situación
demográfica, a este drama que los sociólogos denominan invierno demográfico.
Cuáles son las propuestas para favorecer la vida; qué comprensión de la
persona, de la diferencia sexual, se tiene; qué valor se da a la paternidad y
la maternidad; cuáles son las circunstancias de vivienda o las condiciones
laborales que pueden favorecer o dificultar la natalidad".
Otro de los importantes asuntos de nuestro mundo actual, resalta
el arzobispo en su carta, es la situación del Estado
del Bienestar: "En la educación, en la sanidad, en los servicios
sociales, en la atención a los mayores, en nuestro sistema de pensiones…
¿Cuáles son las propuestas de unos y de otros? ¿Qué papel se da a la iniciativa
social para poder intervenir en el campo público? Para
que nuestro Estado del Bienestar se transforme en una verdadera sociedad de los
cuidados o del “mejor ser y estar”, como a algunos les gusta decir, es
imprescindible que las propuestas de las administraciones públicas y las de la
iniciativa social converjan".
Un tercer gran asunto que tenemos entre manos es lo que
podríamos llamar nuestra salud democrática y,
dentro de ella, hay dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la situación
del poder judicial.
¿Cuáles son las diversas propuestas para abordar uno de los pilares
fundamentales del Estado de Derecho? La organización del propio poder judicial,
el asegurar la independencia de los jueces, es un asunto de gran importancia.
Otro indicador de nuestra salud
democrática es la articulación
entre las diversas administraciones públicas.
"El estado de una nación que reconoce en su seno nacionalidades y
regiones; administraciones cercanas, locales y autonómicas, y administración
estatal. Se debe conjugar todo esto con el criterio del bien común que asegure
la equidad entre todos los ciudadanos, cualquiera sea el lugar donde habitemos
en nuestra nación española".
Puntos
de alarma de nuestra vida social
Hay también que tener en cuenta lo que podríamos llamar puntos
de alarma de nuestra vida social, en
los que está seguramente concentrado el sufrimiento de muchos. Un punto de
alarma, una cuestión que hemos de acometer, es toda la realidad de la
acogida a los inmigrantes en un mundo globalizado.
Desde su derecho a no salir de sus países de origen, para lo cual hace falta
abordar la situación económica y política de esas naciones, hasta su acogida en
nuestro entorno.
Y hay otras realidades alarmantes,
como son las de las diversas
violencias. Las diversas formas de muerte, que van desde la muerte
provocada por uno mismo en los suicidios, las muertes por accidentes laborales,
o las muertes por otro tipo de violencia, que se dan y resuenan de manera
singularmente dramática cuando acontecen entre personas que han mantenido
vínculos afectivos.
Otro aspecto determinante para nuestra propia salud democrática,
para nuestra propia salud social, es todo lo relacionado con la
salud mental de la población, con los problemas de soledad, con la
situación de las personas mayores. Hace falta una respuesta a la altura del
desafío que nos plantean estos asuntos ahora y en el futuro.
Por último, el prelado pide a los políticos "que no quieran
solucionar todos los problemas de la existencia; caigan en la cuenta de que
muchos de ellos han de abordarse desde categorías diferentes al corto, al medio
o al largo plazo, como las que tienen que ver con el
sentido de la vida o con la dimensión religiosa de la existencia, y que toda
formación política, toda administración pública, debe de respetar y reconocer".
Fuente:
Ecclesia