Ana María Cabo Paredes es una misionera valenciana en Cuba desde hace 16 años. Los católicos y los misioneros, dice, "tratamos de llevar la luz y la alegría de la fe a un pueblo donde la desesperanza es muy fuerte".
![]() |
Ana María Cobo, misionera en Cuba. Foto de FJ Lerma |
A
menudo, la mera presencia de los misioneros ya es evangelizadora. "Muchas veces me preguntan: ‘¿y tú
por qué estás aquí, si tú tienes de todo en tu país?’, y aunque no conocen
muchas cosas de la Iglesia, sí saben que estás allí con ellos, que estás
contenta, que tienes esperanza", detalla en Archivalencia.org.
En
la grisura y tristeza
cotidiana en que viven muchos cubanos, los católicos pueden brillar por ser
distintos: "Tenemos sentido de esperanza, tenemos sentido de
futuro y eso les llama la atención porque a ellos se les ha ido cerrando
todo", explica la misionera.
Ana
María es la coordinadora de formación en la diócesis de Santa Clara, un centro
que ofrece programas a los que acuden niños, jóvenes y adultos. Pero formarse es un lujo para muchos,
porque "han de buscar primero comida". Los jóvenes intentan
salir del país, y muchos lo consiguen. Quedan las personas mayores, a menudo
solas y muy empobrecidas.
El
precio de la comida se ha disparado, constata la misionera valenciana. "No hay aceite, no hay harina, no
hay leche, no hay huevos, no hay papel higiénico, no hay combustible, o lo
encuentras a precios desproporcionados. Hay personas que cobran por su trabajo
dos mil pesos cubanos cuando el cartón de huevos cuesta mil quinientos por la
calle", añade.
También
escasean las medicinas: en
su regreso a Cuba desde Valencia la misionera lleva una maleta repleta de
medicamentos que ha recogido gracias a la solidaridad de los
valencianos.
La pedagogía de Jesús: poder expresarse
y ganar en libertad
En
el centro educativo diocesano de Santa Clara el lema son unas poderosas
palabras de Jesús: "La verdad os hará libres". La experiencia de
otros países comunistas es que la
primera forma de ganar en libertad y dignidad era defender la verdad frente
a las mentiras cotidianas de las autoridades.
"Para
nosotros es fundamental la
pedagogía de Jesús; dice la religiosa. Implica que la gente pierde el miedo a
expresar sus necesidades y así se logran personas libres, autónomas,
implicadas en la sociedad. Es un lugar "donde la gente respira otra cosa,
donde creemos en la libertad, en la bondad y en la verdad", asegura. "Nuestros alumnos que no son
creyentes dicen que cuando entran en el centro se vuelven cristianos", afirma
con una sonrisa.
Todo
empieza con acoger a los niños y jóvenes con una sonrisa y enseñar. Hay clases
de idiomas, de inglés para niños, de inglés médico para profesionales, de
diseño gráfico, dibujo, bioética, teología y formación de profesores. “Tenemos
también un aula de diseño gráfico y otra de dibujo, y se ofrece apoyo a pequeños empresarios que empiezan a promover
sus negocios”.
Además,
se ha conseguido un aula de psicología “en la que contamos con una psiquiatra
infantil-juvenil, un psicólogo y una psicopedagoga para el apoyo de
padres y educadores para niños con dificultades”. Actualmente, están
proyectando junto con la parroquia Santuario de la Virgen de la Caridad un
taller para niños con problemas de autismo.
El
centro se apoya en muchos
cristianos cubanos comprometidos. "Hay cubanos de una categoría
profesional, humana y de fe que es de descubrirse", afirma la misionera..
Un centro de primera ayuda: té, alimentos,
duchas...
Desde
julio, además, se abrirá un
local de "ayuda de primera necesidad", que mantendrá la
religiosa con un equipo de varias parroquias. "Queremos ofrecer una taza
de té caliente, alimentos, y dar servicios básicos para gente que viene de la
calle. Por eso, instalaremos
una lavadora, un refrigerador y duchas, poco a poco según las
necesidades", concreta. Hay grupos pequeños de voluntarios que hacen
comida por la noche y lo reparten a la gente que duerme en la calle al día
siguiente.
La
misionera afirma que “nos pueden apoyar con la oración, potenciando el
voluntariado y con la presencia de religiosos, sacerdotes y laicos”. Ante tanta
necesidad, la religiosa
valenciana asegura que la oración «nos da mucha fuerza”. También se
puede colaborar potenciando el voluntariado, personas que viajen hasta Cuba en
verano o Navidad, y, por supuesto, enviando medicamentos y alimentos o ayudas
para transportes.
Recuerda
las palabras de San Juan Pablo II en su visita a la isla hace 25 años. El Papa
pidió que "Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba".
También dijo el Papa: "Cuba,
cuida a tus familias para que conserves sano tu corazón".
G. de A.
Fuente: ReL