El Obispo de Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla afirma que en los protocolos de la Casa Real española los signos religiosos son cada vez más apartados, en una reflexión a raíz de la coronación de Carlos III de Inglaterra.
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Dominio público |
Entre otros, Mons. Munilla citó que
fue el Arzobispo de Canterbury, el Muy Reverendo Justin Welby, quien colocó la
corona a los nuevos monarcas y que ambos fueron “ungidos con óleos que se traen
de Jerusalén”.
El Obispo destaca que la unción se realizó tras unos biombos
para expresar “intimidad” con el Creador y “que Dios unge a los Reyes”.
En clave positiva, el Prelado señala que “quien organiza una
ceremonia así no se avergüenza de las raíces religiosas”.
Esto lo considera significativo si se compara “con el laicismo
que vivimos en los países latinos”, de corte "anticlerical", donde, a
su entender, sería “impensable” una ceremonia de este tipo.
Simbología religiosa en la Casa Real española
En ese sentido, se detuvo a analizar el caso de la Casa Real
española, la más antigua de Europa, cuyos orígenes se remontan al siglo
VIII.
Mons. Munilla asegura en concreto que los protocolos de la Casa
Real se han modificado para que “no esté presente en los momentos en que se
hacen bendiciones religiosas”.
El Prelado abundó en la cuestión al señalar: “En los protocolos
que se han ido implementando cada vez se ha ido separando más y más los signos
religiosos del protocolo de la Casa Real”.
El Obispo calificó de “impensable” una ceremonia como la de
Carlos III en España debido al “anticlericalismo de nuestro contexto cultural”.
De hecho, la ceremonia celebrada el 19 de junio de 2014 en la
que Felipe VI fue proclamado Rey no contó con ningún símbolo religioso, como sí
sucedió en 1975 con su padre.
Tampoco hubo ninguna alusión religiosa cuando el entonces
Príncipe de Asturias juró en 1986 ante las Cortes la Constitución Española al
alcanzar la mayoría de edad.
Sin embargo, sí se ha mantenido que el mensaje institucional
anual del Rey se realice en la Nochebuena y los Reyes, junto a la Princesa de
Asturias y la Infanta Sofía estuvieron presentes en la representación de la
Pascua en la localidad madrileña de Chinchón este año.
Católicos y anglicanos
El Obispo de Orihuela-Alicante califica por otro lado como
“positivo” que por primera vez en 500 años en la coronación de un Rey británico
haya asistido un Cardenal católico junto al Nuncio del Papa.
En efecto, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin,
asistió a la ceremonia junto al Nuncio Apostólico en Gran Bretaña, Mons. Miguel
Maury. “Es un hecho positivo, porque todos sabemos cómo nació la Iglesia
anglicana”, añadió Mons. Munilla.
La Iglesia de Inglaterra fue fundada en 1534 por Enrique VIII,
quien no logró que el Papa concediera la nulidad de su matrimonio con Catalina
de Aragón, hija de los Reyes Católicos
Laicismo latino y anglosajón
El análisis del Prelado no se quedó en la mera presencia de la
simbología religiosa, sino si se asume el significado profundo que debe
tener.
A su entender, estas referencias en la coronación suponen que
“que el Rey es un ungido de Dios, que se reconoce que toda autoridad humana en
el fondo viene de la autoridad de Dios”.
Dos clases de laicismo
Pero, se pregunta, si este sentido esencial de los ritos es
compartido por los miles de personas que han aplaudido el ceremonial.
“Se hicieron signos, pero sin que tengamos en absoluto que creer
que los signos que se hicieron sean asumidos en lo que significan por toda la
población que los aplaudió”, detalla.
A
su juicio, esto se explica porque hay dos clases de laicismo.
Uno
“latino” que consiste en “perseguir cualquier tipo de hecho o signo religioso”
del que puso como ejemplo la violencia antirreligiosa durante la Guerra Civil
española.
Y
otro laicismo, anglosajón, que supone “quedarnos con la estética, pero
vaciándola de contenido”. En este sentido, subrayó cómo el presidente de EE UU,
Joe Biden, asistió a una Misa católica antes de asumir el cargo para, a
continuación, “derogar todas las leyes provida y dar rienda suelta a toda la
agenda abortista y LGTB, entrando en tromba”.
Para
el prelado, si existe una forma de religiosidad que se puede titular
“espiritualidad sí, religión no” como en la Nueva Era, también existe una
tendencia que proclama “religión sí, Dios no”.
En
ella, “la religión acaba siendo un entorno formal, un boato insuperable”
apoyado por personas que digan “yo no creo en Dios, pero sí creo en esta
ceremonia”.
En
España, añadió, también existe este tipo de personas “que dicen yo no creo en
Dios, pero quieren defender los derechos de la Iglesia Católica por la
contribución que hace a la historia, al pueblo, a nuestra identidad,
etc.”.
Para
el Prelado, “declararse católico o declararse anglicano no creyendo en Dios es
quedarte con la cáscara tirando el contenido”.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI