El último libro de José Pedro Manglano "Hakuna. ¡Viva la vida!" que hay que leer sin juicios, ni prejuicios
José Pedro Manglano. Dominio público |
Dado
que nos encontramos ante uno de los fenómenos
eclesiales más atractivos del momento, no podía dejar pasar la oportunidad de poner
sobre la mesa algunas cuestiones de forma y fondo de este cuidado trabajo.
La introducción de Manglano
Y hacerlo
sin juicios, ni prejuicios, es decir, “alejado de esa extraña
manía que tenemos lo humanos de opinar acerca de todo y de cualquiera, sepamos
o no, conozcamos más o menos, hayamos hecho incursiones serias o fiados de
chismes de terceros”, tal y como escribe José Pedro Manglano en la
introducción.
En
este sentido tengo que confesar que uno de los efectos que produce la lectura
de este libro es la de preguntarse si lo que aquí se lee corresponde con la
realidad.
Es
decir, una añadida curiosidad que despierta esta presentación respecto a la
realidad de la vida de este nuevo movimiento que, por cierto, sintetiza no
pocos de los leit motivs de este pontificado. El primero, aquel bendito “armen
lío” de la JMJ de Río.
José
María Sánchez Galera
Quizá
lo primero que haya que advertir es que, aunque se diga en la solapa que el
autor del libro es José Pedro Manglano, el fundador o iniciador de Hakuna, el
libro es factura, en gran y evidente medida, de José María Sánchez Galera.
Se
podría decir que está escrito a cuatro manos, o a dos manos y una voz, la de
Manglano, o de múltiples voces, los nombres que aparecen, que van ofreciendo
contenido a unos capítulos que destacan por su belleza estilística, por su
fuerza expositiva y, también, por ciertas notas de cultismo que marcan la
diferencia.
"No se puede entender a Dios sin la
música"
Hakuna
es, digámoslo de una forma atractiva, una propuesta de un Evangelio, o de un
cristianismo, no solo 1.0. inicialmente para jóvenes, aunque no sé si solo para
jóvenes.
Es
una síntesis de las notas de la cultura juvenil, o de una de las culturas
juveniles, de hoy, la música, el alcohol –“no beber ni una gota más de las que
me permiten amar y estar pensando en los demás”-, la relación
grupo-individuo, el emotivismo, la estética, los viajes, la acción...
Una
propuesta fresca, con lenguaje de una jerga juvenil que se ha consolidado
referencial e institucionalmente, “pringados”, “revolcadero” “compartiriados”,
“growers up”, “God stop”, Hakuna Hall Meeting, Soul week, mucho inglés,… que
tiene como carisma
la eucarística, la contemplación en medio del mundo, y que apuesta por la
música como vehículo de transmisión de la fe, “no se puede entender a Dios sin la música”, “En Hakuna la
fe se aprende cantando y se expresa cantando”, y como contexto cultural de la
mentalidad juvenil al uso.
Nuevo
existencialismo cristiano
Hakuna
es, por lo tanto, fruto de la experiencia cristiana de J. P. Manglano y de los
primeros jóvenes que con él fueron a la JMJ de Río 2013, 97, de la parroquia de
san Josemaría de Aravaca. J. P. Manglano que fue sacerdote numerario del Opus Dei, hoy
diocesano de Madrid. Un proceso que se cuenta en el libro someramente y que
genera algunas preguntas añadidas.
Hakuna
es también fruto de la experiencia de un cristianismo sociológicamente
determinado por una mentalidad arraigada en un estrato de la sociedad. Un
cristianismo, alguno diría que burgués, que se ha tomado en serio dar respuesta
desde la fe, desde el encuentro con Cristo, al protagonismo de las formas de
vida de una postmodernidad que invita a agotar el presente, a succionar lo
bueno, lo bello, lo verdadero de la experiencia. Hakuna es nuevo existencialismo
cristiano.
Me
llamó la atención una referencia del narrador de este libro, en la que pensé
cuando llevaba pocas páginas de lectura: la película “El club de los poetas
muertos”. Una película en la que se condensa lo más granado del pensamiento
posmoderno y su influencia en las jóvenes generaciones, con un trágico final,
por cierto, entre otras razones por no haber asumido el sentido de la
responsabilidad moral que nace de la experiencia de la naturaleza trascendente
de la persona.
El espectáculo forma parte de su vida
Como
bien sabemos, la juventud se pasa con el tiempo. El tiempo de Hakuna es aún
relativamente corto para las realidades de la Iglesia. Sin embargo, la propia
dinámica de gracia, y esto es indudable, ha hecho que se configure con mucha
capacidad de atracción, de llamar la atención, de
congregar, en torno así, las miradas de no pocos.
Es
cierto que en Hakuna el espectáculo forma parte de su vida. Lo llamativo, lo
que interpela, lo que atrae la atención, la espectacularización de la realidad
que forma parte del sentido de la vida de la juventud, que es siempre
explosión, manifestación, preocupación por lo externo. Y al mismo tiempo,
búsqueda de autenticidad, de vida interior, de crecer desde dentro y hacia
dentro.
Esto
quiere decir que en Hakuna hay marketing.
Pero no solo ni principalmente marketing. Son especialistas en persuasión, en
retórica sectorial, en presentar lo de siempre de forma nueva.
El
problema vendría dado si no hay una correspondencia entre lo interior y lo
exterior. Tal y como se explica en este libro, no parece que ése sea un riesgo
en esta dinámica de una emergente “familia eucarística”, de la centralidad de
la eucaristía que es la que construye lo interior, la vida espiritual.
Personalidad
jurídica
Otra
cuestión es la dimensión intelectual, sin intelectualismos, que en libro queda
en un segundo plano respecto a otras dimensiones de su vida.
Es
cierto que a Hakuna hay que entrar sin prejuicios. Esto significa que hay que
aceptar esta realidad no solo tal y como es sino como se está haciendo. Porque
una de las impresiones que deja el libro es que Hakuna se está haciendo aún. Y
en ese hacerse aún, emerge la cuestión de su personalidad jurídica, pese a que
la realidad trascienda con mucho esa dimensión necesaria, subsiguiente.
Hakuna es, por una
lado, una asociación privada de fieles, no pública, por cierto. Esto tiene un
sentido eclesial, sin duda. Por otro, una “Familia eucarística”, que supongo se
desarrollará más. Y también una Fundación que sostiene la estructura, digamos,
empresarial de sus productos, que no son pocos.
Sobre
todo es una vida, y no parece que quede claro el hecho de que la dinámica de
esa vida haya encontrado su traje adecuado.
Hakuna funciona como una red social
Se
dice en el libro que “Hakuna funciona como una red social y no es extraño que
chicos y chicas que proceden –y participan- de otros entornos, como parroquias,
Comunión y Liberación, Opus Dei, y un largo etcétera, también recen, colaboren
y se divierta en Hakuna. Aquí no se pide exclusividad”. Tengámoslo en cuenta
aunque no sé si es así entendido por todos.
En
Hakuna no hay planes, o eso dicen. Pero Dios tiene un plan, aquí lo está
haciendo. Y no es light, ni mucho menos.
Hakuna. ¡Viva la vida!
José Pedro Manglano
Martínez Roca
Fuente: ReligiónConfidencial