“Valentía, apertura y abandono a la acción del Espíritu para que haga una cosa nueva”
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El Papa Francisco recibe en audiencia a los religiosos de la Congregación del Espíritu Santo (Vatican Media) |
Al recibir a los miembros de la Congregación de
los Espiritanos, con motivo del 175 aniversario de su refundación, el Papa los
animó a continuar su misión de "evangelizar a los pobres, aceptando las
misiones donde nadie quiere ir". Y recomendó: "Ante los urgentes
desafíos actuales de interculturalidad e inclusión, miren a cada uno con los
ojos de Jesús, que desea encontrarse con todos"
Ante todo, anunciar el Evangelio.
Porque también hoy, en un mundo en el que "el desafío de la
interculturalidad y de la inclusión está vivo y es urgente", dentro y
fuera de la Iglesia, "hay muchos hombres y mujeres que siguen necesitando
el Evangelio". Y "no sólo en las llamadas 'tierras de misión', sino
también en el viejo y cansado Occidente".
Lo dijo el Papa Francisco al
reunirse con los llamados Espiritanos, la Congregación del Espíritu Santo bajo
la protección del Inmaculado Corazón de María nacida, y de hecho renacida, de
la fusión de dos institutos religiosos: la Congregación del Espíritu Santo
(establecida en 1703) y la Sociedad del Sagrado Corazón de María (de 1841). 175
años después de la "refundación", el Santo Padre recibió a sus
miembros en el palacio apostólico con quienes bromeó acerca de la escasa
presencia de mujeres:
“Queridos
hermanos y hermanas, pero no veo ninguna, ¿dónde están?”
Los orígenes
de la Congregación
El Pontífice se detuvo en la
historia de la primera fundación y en los valores fundamentales que están en la
base del carisma de los Espiritanos:
“Valentía, apertura
y abandono a la acción del Espíritu para que haga una cosa nueva”
Asimismo recordó la figura de
Claude-François Poullart des Plac, el joven diácono fundador de la Congregación
del Espíritu Santo quien, junto con doce compañeros del seminario, "impulsado
por el Espíritu, se lanzó valientemente a una aventura inesperada”.
“Renunció a la
perspectiva de un futuro tranquilo – podría haber sido un buen sacerdote de
familia acomodada – por una misión aún por descubrir, exponiéndose a
sacrificios, incomprensiones y oposiciones, con una salud muy frágil que lo
llevaría a una muerte prematura, antes de poder ver su sueño plenamente
realizado”
Muchos imprevistos y obstáculos,
destacó el Papa, pero su "docilidad a la acción del Espíritu"
transforma todo en un "sí" valiente, gracias al cual "Dios
inicia cada vez algo nuevo en él, y a través de él también en los demás".
Es decir, todos aquellos hermanos que continúan su obra "dispuestos a
responder a los nuevos signos de los tiempos", de ahí el servicio a los
seminaristas pobres, las misiones populares, el anuncio ad gentes en diversas
partes del mundo, "sin dejarse atemorizar ni siquiera por la persecución
religiosa desatada por la Revolución Francesa".
Volver al
juego
Una historia "bella y
rica", señaló el Papa, de la que recordó "otro momento especial, en
el que todo vuelve a ponerse en juego": la segunda fundación, en 1848, con
la unión con la Sociedad del Sagrado Corazón de María por obra del Venerable
François Libermann, también todos ellos misioneros, pero con una historia
diferente. Fue necesario entonces "superar miedos y celos", dijo
Francisco, pero "los hermanos de las dos familias aceptaron el reto,
uniendo sus fuerzas y compartiendo lo que tenían en un nuevo comienzo".
De hecho, después de más de un
siglo y medio, los frutos pueden verse, empezando por la amplia presencia de la
Congregación en 60 países de los cinco continentes, con unos 2.600 religiosos y
la implicación de muchos laicos.
“Gracias a su
disponibilidad a cambiar y a su perseverancia, han permanecido fieles al
espíritu de sus orígenes: evangelizar a los pobres, aceptar las misiones donde
nadie quiere ir, dando preferencia al servicio de los más abandonados, respetar
a los pueblos y las culturas, formar al clero y a los laicos locales para el desarrollo
humano integral, y todo ello en fraternidad y sencillez de vida y en asiduidad
de oración”
Oración,
coraje y libertad interior
Sobre todo el Papa evidenció la
oración, distanciándose del texto escrito: "Es importante: rezar, no dejar
la oración y no sólo la oración formal, bla, bla, bla... ¡rezar! Rezar en
serio!". Igualmente es importante no renunciar a la "valentía" y
a la "libertad interior", que hay que cultivar y hacer "un rasgo
vivo de su apostolado", sobre todo en este mundo tan necesitado del
anuncio del Evangelio.
“Miren a cada
uno con los ojos de Jesús, que quiere encontrarse con todos, ¡con todos! No lo
olvidéis, ¡a todos, a todos! haciéndose especialmente cercano a los más pobres,
tocándolos con sus manos, fijando su mirada en ellos”
Dejarse guiar
por el Espíritu
A partir de aquí, una última
recomendación para dejarse guiar por el "soplo fresco y vital" del
Espíritu, el "verdadero protagonista" de toda misión:
“Dejen que Él
los ilumine, los oriente, los impulse donde quiere, sin poner condiciones, sin
excluir a nadie, porque es Él quien sabe lo que se necesita en cada época y en
cada momento”
Salvatore Cernuzio – Ciudad del
Vaticano
Vatican News