El líder de una pandilla en la República Democrática del Congo (RDC) liberó a una religiosa católica a las pocas horas de haberla secuestrado, afirmando que había tomado la decisión para evitar “problemas con el Papa”.
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Según el prelado, la visita tuvo como objetivo expresar su
cercanía con “una hija de la Iglesia".
“Para mí, es una visita que tiene un significado pastoral ante
todo, porque es hija de la Iglesia, persona consagrada, y como dice un adagio,
es en la desgracia que se reconoce a los verdaderos amigos. Es en la desgracia
que hay que reconocer también al verdadero padre”, señaló Mons. Muteba.
La hermana Lucie fue secuestrada el 26 de abril en Lubumbashi,
una ciudad en el sureste de la República Democrática del Congo, y liberada unas
horas más tarde por orden del líder de la banda.
La monja católica salía de la Universidad de Lubumbashi, donde
estudiaba un curso de Medicina, cuando sus secuestradores la emboscaron
alrededor de las 6:00 p.m. (hora local). La obligaron a subirse a un taxi que
era conducido por un hombre y llevaba a otra pasajera en el asiento trasero.
Unos minutos más tarde, notó que el conductor había cambiado su
ruta.
“Algún tiempo después, la hermana comenzó a sentirse mareada”,
pues la habrían intoxicado. “Se había quedado inerte y ya no podía hablar”,
contó sor Marie Clementine Chungu, secretaria general de la Congregación del
Inmaculado Corazón de María de Kongolo.
Cuando se despertó, la religiosa se encontró en una casa grande
con dos puertas verdes. Allí vio a muchos jóvenes amarrados.
La hermana Lucie relató a sor Marie que, cuando uno de los
secuestradores la estaba sacando del vehículo, vio a una señora con rasgos
asiáticos, “probablemente china”.
Se dice que el supuesto líder de la pandilla, al ver a la monja,
se enojó mucho con sus secuaces, afirmando que no quería “tener ningún problema
con el Papa, con el arzobispo y especialmente con la Iglesia Católica”.
“No quiero traer la maldición a mi negocio”, le increpó al otro
delincuente, y le exigió que devolviera a la religiosa.
Por orden del líder de la pandilla, la hermana Lucie fue
conducida de regreso, en otro automóvil con lunas polarizadas, a una estación
de servicio en la entrada a la ciudad de Lubumbashi, desde Likasi.
Un taxista que la reconoció por su vestimenta religiosa la llevó
a su comunidad.
El Arzobispo Muteba condenó la inseguridad en la segunda ciudad
más grande de la República Democrática del Congo, y señaló que las personas
bajo su cuidado pastoral “viven como esclavos” en sus propios hogares.
“Me gustaría condenar la inseguridad generalizada en la ciudad
de Lubumbashi. Es inadmisible, porque nos hemos convertido en esclavos en casa
en nuestra propia ciudad”, comentó.
También calificó el secuestro de la hermana Lucie como
“diabólico”.
“En nombre de la población de Lubumbashi, me gustaría condenar
este acto diabólico del secuestro de una monja y estudiante. Nos gustaría poner
fin de inmediato a este tipo de situaciones”, sostuvo.
El prelado hizo un llamado a las autoridades a “trabajar duro
para que podamos poner fin a esta inseguridad que nos convierte en extranjeros
en nuestra propia ciudad”.
“También me gustaría pedirle a toda la población que sepa que
sólo con solidaridad podemos acabar con esta inseguridad que deploramos”,
concluyó.
Traducido
y adaptado por ACI Prensa.
Publicado
originalmente en ACI África.