La española Conchita Barrecheguren ha sido proclamada beata este sábado en una ceremonia celebrada en la Catedral de Granada. El vicepostulador de su causa, P. Francisco José Tejerizo, destaca que era “una cristiana del montón”.
La Beata Conchita Barrecheguren junto a su padre. Crédito: Arzobispado de Granada |
Nacida en Granada en 1905, María de la
Concepción del Perpetuo Socorro Barrecheguren García fue bautizada en la
parroquia del Sagrario de la Catedral de Granada el día de la Inmaculada.
Vivió 21 años, cinco meses y 16 días, “tiempo más que suficiente
para hacerse y construirse como mujer —como mujer cristiana–-, y para
desarrollar sus cualidades”, expresa el P. Tejerizo en la biografía de la nueva
beata difundida por el Arzobispado de Granada.
Conchita cayó enferma de tuberculosis a la vuelta de una
peregrinación a Lisieux en 1926.
“El desarrollo de la enfermedad de Conchita y de los
sufrimientos que la acompañan provocan la admiración de quienes la conocieron”
por el modo en que la joven es capaz de hacer frente a sus padecimientos,
relata el vicepostulador.
“La fe de Conchita sabe descubrir que los planes de Dios no son
los suyos, que tiene que aceptar que su vida y su modo de seguir a Jesucristo
es el laical”, resume.
En la nueva beata se dan dos elementos reforzados por el
Concilio Vaticano II que tendría lugar años después: “La importancia de los
laicos en la vida de la Iglesia y su participación, por el Bautismo, en el
sacerdocio de Cristo”, subraya el vicepostulador.
Para el P. Tejerizo, “la sencillez de Conchita y su ser
cristiana del montón es un testimonio actual” y, lo extraordinario, “su vida
ordinaria y común”.
Sin embargo, destaca dos peculiaridades: “Su modo de afrontar la
cruz y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla de su
proceso de crecimiento espiritual”.
Conchita falleció el 13 de mayo de 1927 y “no buscó ni vivió
cosas llamativas. Simplemente fue cristiana”, porque con su fe respondió a su
cotidianeidad.
Su causa de canonización fue abierta en 1938, en plena Guerra
Civil española, y concluyó en 1945. Pocos años después Pío XII permitió
proseguir con el proceso al no encontrar nada censurable en sus escritos.
En 1977, Roma solicitó que se realizara un proceso supletorio
diocesano en el que comparecieron 23 testigos.
Ya en 2016, se estudió en la Diócesis de Orihuela-Alicante la
presunta curación milagrosa de una niña de 16 meses que había padecido un
síndrome de shock tóxico con daño multiorgánico en el año 2014.
El Papa Francisco decretó el reconocimiento de las virtudes
heroicas de Conchita en 2020 y autorizó la publicación del decreto que reconoce
el milagro atribuido a la intercesión de Conchita en 2022.
Su padre, camino de los altares
En
1937, diez años después de morir Conchita, falleció su madre, Concha García
Calvo. Entonces, su padre, bautizado como Francisco, decide entrar a los 65
años como postulante de los Misioneros Redentoristas en Granada.
Realizó
su profesión religiosa en 1947 y fue ordenado sacerdote en Madrid dos años más
tarde. Fue destinado a Granada, donde compaginó su labor pastoral con la
gestión de la correspondencia relativa al proceso de canonización de su
hija.
Falleció
en 1957 a los 76 años. Casi 40 años después, se inició su proceso de
canonización. En la actualidad, el P. Francisco Barrecheguren es considerado
Venerable por la Iglesia Católica.
Por
Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI