Poco se sabe sobre lo que le sucedió a Simón de Cirene después de que ayudó a Jesús a llevar la cruz al lugar de la crucifixión
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Renata Sedmakova / Shutterstock |
Solo hay un
individuo en la historia del mundo que literalmente ayudó a Jesús a llevar su
cruz. Se le menciona por su nombre como Simón de Cirene y se sabe muy poco
sobre él, o lo que sucedió después de la crucifixión de Jesús.
Los Evangelios
mencionan solo algunos detalles sobre este hombre misterioso.
Al salir, se
encontraron con un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la
cruz (Mt 27, 32)
Como pasaba por
allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo
obligaron a llevar la cruz de Jesús (Mc 15, 21)
Esencialmente,
sabemos que Simón era de Cirene; una región del norte de África que se
convirtió en una colonia romana y tenía una población considerable de judíos.
El texto mismo
parece decir que Simón fue obligado a llevar la cruz de Jesús, lo que significa
que él no quería ser asociado deliberadamente con este “criminal”.
Anne Catherine
Emmerich, una mística del siglo XIX, afirma en su “Pasión dolorosa” que Simón era
pagano.
En este momento
pasó Simón de Cirene, un pagano, acompañado de sus tres hijos. Era jardinero,
acababa de regresar a casa después de trabajar en un jardín cerca de la muralla
este de la ciudad y llevaba un manojo de ramas cortadas. Los soldados, percibiendo
por su vestimenta que era un pagano, lo agarraron y le ordenaron que ayudara a
Jesús a llevar su cruz. Al principio se negó, pero pronto se vio obligado a
obedecer, aunque sus hijos, asustados, lloraban y hacían un gran ruido, por lo
que algunas mujeres se calmaron y se hicieron cargo de ellos. Simón se enojó
mucho y expresó el mayor disgusto por verse obligado a caminar con un hombre en
tan deplorable estado de suciedad y miseria…
Además,
Emmerich también afirma que la experiencia cambió a los hijos de Simón, quienes
luego se hicieron cristianos.
Sus hijos
estaban vestidos con túnicas hechas de un material abigarrado. Los dos mayores,
llamados Rufo y Alejandro, se unieron luego a los discípulos; el tercero era
mucho más joven, pero unos años más tarde se fue a vivir con San Esteban. Simón
no había llevado la cruz detrás de Jesús por mucho tiempo antes de sentir su
corazón profundamente tocado por la gracia.
Algunos
historiadores bíblicos creen que Alejandro y Rufo posiblemente eran bien
conocidos en la comunidad cristiana primitiva, razón por la cual se mencionan
por su nombre en el Evangelio.
Por ejemplo,
San Pablo menciona a un “Rufo” en su carta a los Romanos, “Saludad a Rufo,
escogido en el Señor, a su madre y a la mía” (Romanos 16, 13).
¿Qué le pasó a
Simón?
No se sabe qué
le sucedió a Simón, quien literalmente cargó la cruz de Jesús. No es muy
venerado como santo, aunque es difícil creer que estar tan cerca de Jesús no lo
hubiera cambiado. Algunas tradiciones lo celebran como San Simón de Cirene, con
fiesta el 1 de diciembre.
Cualquiera que
sea su destino, podemos tratar de aceptar nuestra cruz de Dios de buena gana y
dejar que el sufrimiento de Jesús transforme nuestras propias vidas.
Philip
Kosloski
Fuente: Aleteia