Nosotras hacemos mermeladas, vosotros compráis mermeladas, ellos comen mermeladas": es la particular conjugación del verbo "hacer" que tienen las carmelitas de Loeches con una de sus especialidades culinarias.
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Dominio público |
Su
centro de operaciones se encuentra en lo más profundo de su convento de
Loeches, en el "Obrador de
San José". Tras diez años de funcionamiento, las religiosas explican
que su historia comenzó "a partir de un sencillo detalle de caridad".
"Una dulce despedida... y estupenda
idea"
Una
hermana de la comunidad, originaria de Minas Guerais (Brasil), vio unas
higueras en el jardín del convento y se ofreció a preparar un dulce de higo típico de su tierra. En
realidad, el objetivo era regalárselo a otra hermana que partía como priora a
otro convento, lo que constituyó "una dulce despedida y una estupenda
idea".
Con
este primer dulce, las descalzas de Loeches se comprometieron dedicarse a su
elaboración, especialmente de las mermeladas. Y desde entonces, las variedades, los formatos,
packs, estuches y tamaños no han parado de salir del obrador.
Para
celebrar su primera década, las religiosas se han lanzado con una apuesta difícil de encontrar en
establecimientos pero que "tiene pinta de estar de miedo", la de
zanahoria con naranja y coco.
Las
mismas religiosas reiteran algo sabido por muchos y es que "no es lo mismo
comprar una mermelada en el super que a unas monjas contemplativas". En su
caso, además de sabores
particulares añaden una lista de ingredientes exclusivos del convento.
Detrás de cada tarro, aseguran que la oración, "una bonita historia de amor y entrega a
Jesucristo" y "un poquito de la paz y el amor de Dios que reina en el
convento" son su toque secreto.
J. M. C.
Fuente: ReL