El Papa se reunió con más de diez mil fieles en la Plaza de San Pedro que peregrinaron para dar gracias por la beatificación de Armida Barelli, que tuvo lugar el 30 de abril del año pasado
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Francisco
destacó los rasgos de la cofundadora de la Universidad Católica del Sagrado
Corazón y de la Obra de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo. Fue una
tejedora de grandes obras y relaciones, recordó el Pontífice, que nos exhorta a
aprender a escuchar a todos
Una mujer
generosa, disponible y dócil a la voluntad de Dios y consagrada en el mundo:
Armida Barelli es un tesoro para toda la Iglesia. Lo subrayó el Papa ante más
de diez mil fieles reunidos en la plaza de San Pedro para encontrarse con él,
en Roma con motivo de la peregrinación de acción de gracias por la
beatificación – que tuvo lugar el 30 de abril del año pasado – de la
cofundadora de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de los misioneros y
de la Obra de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo y líder de la Acción
Católica Italiana.
Dirigiéndose
de modo especial a la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que mañana
celebrará la 99ª fiesta nacional sobre el tema "Por el bien del saber. Los
desafíos del nuevo humanismo", el Papa se detuvo ante todo en la
generatividad de Barelli y destacó su capacidad para relacionarse con los demás.
Barelli fue una
tejedora de grandes obras y lo hizo realizando una formidable red de
relaciones, viajando a lo largo y ancho de Italia y manteniéndose en contacto
con todos. Así lo atestiguan sus numerosas y apasionadas cartas.
“Hoy
no faltan, lamentablemente, las pulsiones opuestas, es decir, degenerativas.
Son muy perjudiciales para la vida familiar, pero también se observan a nivel
social, en las polarizaciones y en los extremismos que no dejan lugar al
diálogo y tienen un efecto deshumanizador”
Liderazgo femenino promovido por Armida Barelli
Armida
Barelli fue también una "formidable precursora" del liderazgo
femenino en el ámbito eclesial y social, señaló Francisco, y añadió que hoy es
"necesario un modelo integrado, que aúne la competencia y el rendimiento,
a menudo asociados al papel masculino, con el cuidado de los vínculos, la
escucha, la capacidad de mediar, de crear redes y de hacer crecer las
relaciones, consideradas durante mucho tiempo prerrogativa del género femenino
y a menudo subestimadas en su valor productivo".
Y
es necesaria la integración y la reciprocidad de las diferencias para
"garantizar la generatividad también en el ámbito social y laboral".
De ahí la invitación a la Universidad Católica del Sagrado Corazón "a
tener hoy el mismo impulso educativo y la misma iniciativa formativa que
guiaron al padre Agostino Gemelli y a la beata Armida Barelli", quienes
precisamente "a través del ateneo, contribuyeron a formar la conciencia
civil en cientos de miles de jóvenes, entre ellos muchas mujeres".
“Hoy
seguimos necesitando mujeres que, guiadas por la fe, sean capaces de dejar su
impronta en la vida espiritual, la educación y la formación profesional”
Ser laicos apasionados por el Evangelio y la vida
Ante
los miembros de la Acción Católica, el Papa subrayó la condición de la beata
Barelli, su respuesta humilde, creativa y emprendedora ante Dios, su
perseverancia en el camino que se le había mostrado, su deseo de compartir su
experiencia con los demás y su determinación para ir "más allá de sus
limitaciones e imperfecciones".
Por
eso, resuena todavía hoy la invitación de la beata a no contentarse con vivir
de manera acomodaticia, conformándose con compromisos y autoabsoluciones –
"no puedo hacerlo", "no estoy a la altura", "no tengo
tiempo" – sino a vivir como apóstoles de y en la alegría. Ser apóstoles
significa ser laicos y laicas apasionados por el Evangelio y por la vida,
preocupados por el bien vivir de todos y construir caminos de fraternidad para
dar alma a una sociedad más justa, más inclusiva y más solidaria.
Y
es importante hacer todo esto juntos, en la belleza de una experiencia
asociativa que, por una parte, capacita para saber escuchar y dialogar con
todos y, por otra, expresa ese "nosotros más grande" que educa a la
vida eclesial, a la vida como pueblo que camina junto.
Enraizados en Cristo en los ámbitos sociales
Francisco
animó a todos los que forman parte de la Acción Católica a "buscar vías
para caminar con todos, persiguiendo la paz y la justicia", en los
distintos "ámbitos de la economía, la cultura, la política, la escuela y
el trabajo, con una atención constante a los pequeños, a los frágiles y a los
pobres", tal y como hizo Armida Barelli, "con un espíritu de total
entrega al Señor y con un estilo marcado por la concreción". A
continuación, les ofreció algunas recomendaciones.
“Que
en el corazón de su vida asociativa, esté siempre la formación integral, y en
el corazón de su formación, la espiritualidad evangélica. Que el arraigo y la
dedicación a la vida de sus Iglesias locales alimenten siempre en ustedes el
impulso misionero, para ensanchar aún más su corazón y su mirada contemplativa
sobre el mundo”
Acojamos la exhortación de la
Beata Armida, la "hermana mayor", a amar, amar, amar sin medida,
regenerados por el amor de Dios, que transforma la vida de las personas, de
manera concreta y creíble, y a través de las personas activa procesos y caminos
de renovación social.
El estilo comunitario
Por
último, el Papa se dirigió a las Misioneras de la Realeza de Cristo, las
consagradas queridas por Barelli, y subrayó que la consagración secular es
"una vocación exigente" pero es "paradigma de un nuevo modo de
vivir como laicos en el mundo": laicos comprometidos a discernir las
semillas del Verbo entre los pliegues de la historia, comprometidos a animarla
desde dentro como levadura, capaces de valorizar los gérmenes de bien presentes
en las realidades terrenas" y también "promotores de valores humanos,
tejedores de relaciones, testigos silenciosos y activos de la radicalidad
evangélica".
El
Papa reflexionó asimismo sobre el hecho de que la beata Barelli promovió de
manera nueva a las mujeres en la vida consagrada, para que no se quedaran al
margen, para que fueran enviadas "a construir el Reino". Francisco
añadió que la beata Barelli "supo leer los signos de su tiempo y las
necesidades más urgentes", que eran para ella "terreno de compromiso
y misión", y repitió que implicó a mujeres y hombres, jóvenes y adultos,
laicos y sacerdotes, en un estilo comunitario, en una colaboración orientada al
"fin apostólico de la Iglesia".
“A
menudo nos cuesta emprender un camino de compromiso porque pensamos que nunca
estamos a la altura, en las opciones personales y en las de servicio a la
comunidad. Si Armida estuviera hoy aquí, nos diría que si confiamos en el Señor
nada es imposible”
Y
así, confiar en Dios, concluyó el Papa, "es un acto de fe que da vigor e
impulso a la esperanza y a la acción".
Tiziana Campisi
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