En su catequesis de la audiencia general de
esta mañana, el Papa Francisco aclaró el significado de ser discípulos hoy e
invitó a verificar actitudes, opciones y decisiones a partir de la experiencia
de los Doce elegidos por Jesús y del testimonio de San Pablo. Sacerdotes,
consagrados y laicos tienen tareas diferentes pero una llamada común a la
misión, la diversidad de carismas y ministerios, dijo el Pontífice, no puede
servir de pretexto para formas de desigualdad
Durante la audiencia general
celebrada esta mañana en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de varios
miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, el Santo Padre,
prosiguiendo con su ciclo de catequesis sobre la pasión de evangelizar y, en la
escuela del Concilio Vaticano II, propuso entender mejor qué significa ser
“apóstoles” hoy.
Ante todo, Francisco explicó que
“la palabra ‘apóstol’ nos trae a la mente el grupo de los Doce apóstoles
elegidos por Jesús”. Y dijo que “a veces llamamos ‘apóstol’ a algún santo, o
más en general a los obispos”.
La vocación
cristiana es una llamada al apostolado
Pero ¿somos conscientes que el ser
apóstoles se refiere a cada cristiano y, por tanto, también a cada uno de
nosotros? En efecto, estamos llamados a ser apóstoles en una Iglesia que en el
Credo profesamos como apostólica”.
“El Concilio
Vaticano II nos enseña que la vocación cristiana es también una llamada al
apostolado. Con el bautismo recibimos una vocación y una misión, es decir, el
Señor nos llama para estar con Él y para enviarnos a anunciar la Buena Noticia.
Por eso, apóstoles no son sólo los Doce discípulos que eligió Jesús, sino todos
los bautizados, que formamos el santo Pueblo fiel de Dios”
También los
laicos cumplen su cometido en la misión
El Obispo de Roma afirmó que a los
Apóstoles y a sus sucesores Cristo les confirió el encargo de enseñar, de
santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Sin embargo, “también los
laicos hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo,
cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en
el mundo”.
Colaboración
del laicado con la jerarquía de la Iglesia
A las preguntas: “¿Cómo entiende el
Concilio la colaboración del laicado con la jerarquía?”, y si “¿se trata de una
mera adaptación estratégica a las nuevas situaciones emergentes?”, el Papa
dijo: “En absoluto, hay algo más, que va más allá de las contingencias del
momento y que mantiene su propio valor también para nosotros”.
El Santo Padre recordó a
continuación que la Iglesia – tal como afirma el Decreto Ad gentes –
“no está verdaderamente fundada, ni vive plenamente, ni es signo perfecto de
Cristo entre las gentes, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un
laicado propiamente dicho”.
No a
categorías privilegiadas ni a formas de desigualdad
Por otra parte, Francisco añadió
que “en el cuadro de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de
ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías
privilegiadas; ni puede servir de pretexto a formas de desigualdad que no
encuentran cabida en Cristo y en la Iglesia”. Al respecto el Santo Padre
explicó que esto se debe a que, aunque “algunos, por voluntad de Cristo, han
sido constituidos doctores, dispensadores de los misterios y pastores para los
demás, existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la
acción común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de
Cristo”.
Al don
gratuito corresponde una respuesta gratuita
“El testimonio
de los primeros cristianos ilumina también nuestro apostolado en la Iglesia de
hoy. Sus experiencias nos muestran que es Dios quien nos elige y nos da la
gracia para la misión – que a veces esta misión parece superar nuestras
capacidades – y que a ese don gratuito corresponde una respuesta gratuita de
nuestra parte”
La tarea apostólica – dijo el Papa
al concluir – “es común a todos los bautizados, y cada uno la lleva adelante de
manera activa y creativa, según los dones y los carismas que ha recibido”.
Saludos del
Papa en nuestro idioma
“Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española. Dentro de unos días
celebraremos la solemnidad de san José, patrono de la Iglesia universal.
Pidamos a Dios, por intercesión de este querido santo, que nos ayude a ser
apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo y dispuestos a afrontar los
desafíos de la evangelización”
Agradecimiento
a sus compatriotas
“Quiero agradecer de una manera
especial – agregó Francisco – a todas las personas pertenecientes a los
partidos políticos y referentes sociales de mi país, que se han unido para
firmar una carta de saludo con motivo del décimo año del pontificado. Gracias
por este gesto. Se me ocurre decirles –así como se han unido para firmar esta
carta – qué lindo que se unan para hablar, para discutir y llevar la patria
adelante”.
Y concluyó
pidiendo "que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide".
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