Un día como ayer en el año 1949, hace ya 74 años, el Papa Pío XII anunció al mundo el hallazgo de la tumba de San Pedro en las grutas vaticanas
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La imagen de San Pedro en el Vaticano. Foto: Pixabay dominio público |
En su mensaje por radio, el Pontífice dijo: “La cuestión
esencial es ésta: ¿Se ha encontrado realmente la tumba de San
Pedro? A esta pregunta, la conclusión final de los
trabajos y estudios responde con un ‘sí’ muy claro. Se ha encontrado la tumba
del Príncipe de los Apóstoles”.
El experto en arqueología cristiana, Olof Brandt, describió este
hecho como “uno de los misterios arqueológicos más intrigantes del siglo XX”.
La tumba del primer Papa de la Iglesia se
encontró durante las excavaciones para construir la tumba del Papa Pío XI, fallecido
en 1939.
Para poner fin al debate sobre la existencia o no de los restos
de San Pedro en el Vaticano, el Papa Pío XII promovió una gran excavación
arqueológica en el subsuelo de la Basílica en el año 1940, que concluyó San
Pablo VI.
Durante estos trabajos en las grutas vaticanas, los arqueólogos
encontraron una necrópolis romana. Además, justo debajo del altar de la
Basílica, dieron con un monumento destinado a conmemorar al Apóstol San
Pedro.
Sin embargo, la tumba se encontraba vacía y no se hallaron los
restos de San Pedro. No obstante, el monumento funerario tenía diversos graffitis cristianos,
lo cual indicaba que había pertenecido a un importante
mártir cristiano. La inscripción “Petrus Eni” (Aquí está Pedro),
indicaba su identidad.
Es encima de ese monumento donde, en una estructura de la época
de la Basílica constantiniana, se encontró una urna con una serie de restos
óseos envueltos en un paño de púrpura, color de los emperadores romanos pero
también de los mártires cristianos. Los huesos, como consecuencia del paño que
los envolvía, estaban teñidos de rojo.
Investigaciones posteriores revelaron que, si bien resulta
imposible atribuir esos restos a una persona concreta con total seguridad, sí
se podía certificar que pertenecieron a un hombre que vivió en el primer siglo
del cristianismo y de características físicas similares a las que se atribuyen
a San Pedro.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa