La discapacidad no es incapacidad", dijo su obispo sobre el padre Michael, quien se quedó ciego mientras servía como diácono
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FB diocèse de Nyeri. Dominio público |
El padre Michael fue
ordenado sacerdote junto con otros cinco diáconos durante una misa celebrada en
los terrenos de la escuela primaria San Juan Bosco en Kiamuiru, ubicada a 100
millas al norte de la capital, Nairobi.
Además del arzobispo, a la
Misa asistieron el arzobispo emérito de Nyeri, Peter Kairu, así como el clero
que sirve en la archidiócesis de Kenia, hombres y mujeres en la vida religiosa
y, por supuesto, muchos laicos.
En sus palabras a ACI
África, el obispo Anthony Muheria habló del simbolismo de la ordenación.
«Este nuevo sacerdote, el padre
Michael, nos ayudará a apreciar, de una manera muy nueva, la capacidad, la
‘habilitación’ de las personas que pueden tener una deficiencia de habilidad
debido a diversas causas.»
En efecto, continúa
diciendo, su ordenación «es motivo de gran alegría porque a pesar de su
limitación, a
pesar de los obstáculos que ha tenido que atravesar, ha salido a dar pruebas y
testimonio de que la discapacidad no es un obstáculo para responder al llamado
de Dios, que la discapacidad no es incapacidad.»
Por el contrario, las
personas que viven con discapacidades particulares tienen la capacidad de
«desarrollar otros nuevos dones» y pueden «enriquecer nuestra sociedad».
El arzobispo aprovechó la
ocasión de esta ordenación para enviar un mensaje especial a las personas con
discapacidad y sus familias, que reciben poco apoyo en este país de África
Oriental de 48 millones de habitantes. Hizo un llamamiento:
«Nosotros en la iglesia,
ustedes en la parroquia, al menos acepten este desafío. Al menos visitemos los
hogares de las familias con discapacidad y las escuelas de los niños con
discapacidad regularmente para ayudar, no solo para dar comida, sino para
ayudar a mejorar la infraestructura, para caminar con ellos, para limpiar».
Concluyó: «Estemos allí
porque Cristo nos llama a tender la mano a nuestros hermanos y hermanas.»
Bérengère Dommaigné
Fuente: Aleteia