«El agua de Lourdes no es agua bendita. Es un agua de manantial común, sin virtud térmica o propiedad específica. La popularidad del agua de Lourdes nació de los milagros»
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Entre los
millones de peregrinos que visitan este popular santuario mariano francés
muchos salen con una botella de plástico llena del agua del manantial que hizo
aparecer la Virgen María, pero ¿cuánto tiempo puede guardarse ese agua?
Muchas personas se ha encontrado una garrafa de
cinco litros con los colores de Lourdes en un armario de una abuela. Y se
encuentra en un dilema: ¿esta agua, proveniente de un lugar tan piadoso,
todavía es potable? ¿Es una falta de fe dudarlo?
De todos modos, ¡es
agua de Lourdes! Viene de la fuente al pie de la cueva de Massabielle, donde la
Virgen le dijo a Bernadette el 25 de febrero de 1858: «Ve a beber a la fuente y
lávate allí».
Para detener esta
duda de conciencia, el Santuario de Lourdes es muy claro, en su sitio web:
«El
agua de Lourdes no es agua bendita. Es un agua de manantial común, sin virtud
térmica o propiedad específica. La popularidad del agua de Lourdes nació de los
milagros».
Y esto es lo que la
propia Bernadette Soubirous había dicho: «Tomamos el agua como medicina …
Debemos tener fe, debemos rezar: ¡esta agua no tendría virtud sin fe!».
Por tanto, hay que
tener fe para beber este agua de Lourdes. Y las miles de personas curadas
-después de un baño o un vaso de agua- son ante todo personas que creyeron.
Así que el agua de Lourdes es un agua con una composición
idéntica a las demás (H2O) aunque con un alto valor simbólico y espiritual,
ya que también es el signo de la del bautismo.
Las virtudes del H2O
Este agua «ordinaria» es auténtica agua de manantial, que fluye
entre los subsuelos rocosos y el aire de las montañas pirenaicas.
¡Un agua igualmente generosa ya que es accesible en casi todas
partes en Lourdes, donde los grifos la distribuyen ampliamente a los miles de
peregrinos equipados con una calabaza, una garrafa o una botella de plástico en
forma de Virgen María!
Y como con cualquier agua, se aplican los consejos de
higiene: el agua embotellada puede almacenarse durante mucho
tiempo, siempre que esté cerrada y protegida de la luz. Después de abrirla, las
autoridades sanitarias recomiendan consumirla dentro de las 48 horas para
evitar el desarrollo de microorganismos dañinos.
Si el recipiente está cerrado correctamente, la fecha de
vencimiento del agua de manantial puede superarse fácilmente por varios meses o
incluso años sin que tenga que preocuparse por su salud. El único riesgo de
consumir esta agua sería encontrar que sepa a plástico.
Entonces, para la garrafa de cinco litros en el armario de tu abuela, si no está abierta, puedes beberla, pero tendrás 48 horas … suficiente para compartir este agua a tu alrededor, para signarte con el signo de la cruz, colocarla en la pila de una iglesia o, por qué no, ¡verterla en el huerto o el jardín!
Bérengère Dommaigné
Fuente: Aleteia