El Papa Francisco reconoció este jueves 19 de enero las virtudes heróicas de los Siervos de Dios P. Miguel Costa i Llobera y P. Vicente López de Uralde Lazcano, dos sacerdotes españoles que desde hoy están más cerca de los altares
Esta decisión del Santo Padre es el paso previo
para que puedan ser proclamados beatos y posteriormente santos.
P. Miguel Costa i Llobera, sacerdote y poeta
El Siervo de Dios Miguel Costa i Llobera nació
el 10 de marzo de 1854 en Pollensa, ciudad de la isla española de Mallorca.
Perteneció a una familia de terratenientes
y su madre falleció cuando tan solo tenía 11 años.
Creció junto a un tío suyo, médico de
profesión, quien le transmitió el interés por los clásicos y la admiración por
su ciudad natal.
Cursó sus estudios de Derecho en la Universidad
de Barcelona y también estudió en Madrid, capital de España. Durante estos años
entró en contacto con diversos escritores.
Este nuevo Venerable de la Iglesia Católica
es conocido sobre todo por su faceta como escritor y poeta.
En 1906 publicó su colección de poemas más
importantes, bajo el título de “Horacianes”. Entre sus obras más famosas,
escritas en lengua catalana, se pueden destacar “Poesías catalanas”, “Leyendas
mallorquinas” o “El Pino de Formentor”.
En sus obras supo transmitir el sentido
cristiano especialmente a través del paisaje y la naturaleza.
Viajó a algunas ciudades europeas como París y
en 1909 fue nombrado Canónigo de la Catedral de Palma en 1909, tras finalizar
su doctorado en Teología en Roma.
En 1907 realizó una peregrinación a Oriente que
terminó en Tierra Santa. Tras esta experiencia, escribió el libro “Visiones de
Palestina”.
Murió mientras predicaba en Mallorca (España),
el 16 de octubre de 1922.
P. Vicente López de Uralde Lazcano, un gran
confesor
El P. Vicente López de Uralde Lazcano fue un
sacerdote de la Compañía de María.
Nació el 22 de enero de 1894 en Vitoria
(España) y falleció el 15 de septiembre de 1990 en Cádiz, ciudad del sur de
España.
Desde pequeño siempre tuvo claro que su
vocación era ser sacerdote, gracias en parte a su formación en el Colegio de la
Compañía de María, hoy conocido popularmente como Marianistas.
El 24 de agosto de 1917, con 23 años, realizó
sus votos perpetuos como religioso marianista en una celebración presidida por
el entonces Obispo de Vitoria, Mons. Leopoldo Elijo Garay.
Sus primeros pasos dentro de la Compañía de
María fueron como profesor en Marianistas, a la vez que estudiaba Filosofía y
Letras, licenciándose en el año 1921.
Apasionado por el estudio y su vocación,
continuó su formación sacerdotal trasladándose de Vitoria al seminario
internacional de los Marianistas situado en Suiza, siendo ordenado sacerdote el
29 de marzo de 1925 en la localidad suiza de Fribourg.
A su regreso a España, en 1928 fue destinado a
Cádiz, donde permaneció 62 años. Desde un principio se le conoció por
tener una fuerte fama de santidad debido a su bondad, abnegación y
sencillez.
Según las crónicas de sus superiores y de
muchas personas que a lo largo de su vida le trataron, el P. Vicente López de
Uralde destacó por “una vida de oración, por su constante humildad y por la
gran fecundidad de su sacerdocio, donde destacó especialmente por el sacramento
de la reconciliación”.
Se dedicó especialmente al sacramento de la
Reconciliación y pasó largas horas en el confesionario, donde era distinguido
por su acogida, por su escucha y por saber transmitir la misericordia, según
recuerdan sus contemporáneos, “revestido de Buen Pastor, nunca de juez”.
En la ciudad de Cádiz, donde vivió sus últimos
años, era muy conocido y querido, recibiendo muchos homenajes, como ser
nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad y Medalla de Oro de Cádiz.
Falleció el 15 de septiembre de 1990 a los 96
años de edad. Tras su muerte, se abrió su proceso de Beatificación y fue
nombrado Siervo de Dios en 2010
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa
