Sorprendentemente, Dios nunca cambió el nombre de Saulo a Pablo en el Nuevo Testamento
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Murillo | Public Domain via Wikipedia |
Uno de los
conceptos erróneos más comunes en el Nuevo Testamento es que Saulo, perseguidor
de la Iglesia cristiana primitiva, cambió su nombre por el de Pablo después de
convertirse al cristianismo.
Muchos incluso creen que Dios cambió el nombre de Saulo por el de Pablo.
Sin embargo, cuando leemos el Nuevo Testamento encontramos que Dios nunca
cambia el nombre de Saulo a Pablo. Cuando Dios le habla a
Saulo, usa su nombre hebreo.
«Sucedió que,
yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz
venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por
qué me persigues?». Él respondió: «¿Quién eres, Señor?». Y él: «Yo soy Jesús, a
quien tú persigues».
Hechos 9,
4-5
Dos nombres
La primera vez que vemos a Saulo mencionado como Pablo es mucho
más tarde en los Hechos de los Apóstoles.
«Entonces Saulo, también llamado
Pablo, lleno de Espíritu Santo, mirándole fijamente…»
Hechos 13,9
La mayoría de los estudiosos de la Biblia señalan que Saulo tenía
dos nombres, uno hebreo y otro latino, como explica la Enciclopedia Católica.
Como
pertenecía a la tribu de Benjamín, se le dio en el momento de su circuncisión
el nombre de Saúl,
que debió ser común en esa tribu en memoria del primer rey de los judíos
(Filipenses 3,5).
Como ciudadano romano también llevaba
el nombre
latino de Pablo.
Era bastante habitual que los
judíos de aquella época tuvieran dos nombres, uno hebreo, otro latino o
griego, entre los que a menudo había cierta asonancia y que se
unían exactamente de la manera que usaba San Lucas (Hch. 13, 9 Saulos ho kai
Paulos).
Si Saulo tenía dos nombres, ¿por qué el resto del Nuevo Testamento usa
su nombre en latín?
Muchos creen que este cambio de san Lucas en los Hechos de los
Apóstoles representa su nueva misión a los gentiles,
que hablaban latín/griego.
Era natural que al inaugurar su
apostolado
entre los gentiles, Pablo adoptara su nombre romano,
especialmente porque el nombre Saulo tenía un significado ridículo en
griego.
En pocas palabras, Dios no cambió el nombre de Saúl. Saúl
quería llegar a los gentiles y necesitaba usar su nombre romano en sus muchos
viajes.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia