El hecho de que alguien te invite a rezar no tiene nada de malo” en principio. “Todo es en función de que lo que se propone sea justo, bueno y verdadero
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Imagen referencial. Crédito: Pixabay |
El P. Fernando
Bielza, sacerdote de la Archidiócesis de Madrid, afirma que para saber cómo
actuar con las cadenas de oración hay que discernir si lo que propone es
“justo, bueno y verdadero”. “El chantaje espiritual no se puede admitir”,
añade.
No es infrecuente
que muchas personas, incluso fieles católicos, reciban mensajes que llaman a
rezar por alguna causa. En general, contienen una propuesta final para su
difusión.
El P Bielza
reconoce a preguntas de ACI Prensa que “el hecho de que alguien te invite a
rezar no tiene nada de malo” en principio. “Todo es en función de que lo que se
propone sea justo, bueno y verdadero”, explica.
“Lo que es
justo y bueno es lo que se corresponde con la voluntad de Dios”, subraya el
sacerdote.
La pregunta por
la verdad puede responderse en varios sentidos: si es real la situación que se
describe (la enfermedad o cuestión que se quiere revertir).
“Es mejor no
reenviar si no sabemos bien si es verdad que tal persona está enferma”,
considera el presbítero.
Pero también
hay que distinguir si lo que se dice es auténtico hoy, pues a veces resurgen
cadenas de años atrás que no tiene sentido perpetuar.
También es
necesario “evaluar en conciencia” hasta que punto tenemos que reenviar estos
mensajes y a quién.
Este
discernimiento es “una buena oportunidad para evaluar nuestra dureza de
corazón, los respetos humanos o la vergüenza ajena”, esgrime el presbítero.
Por ejemplo, no
tendría sentido hacerlo “si crees que no te parece muy serio” el contenido o si
los posibles destinatarios no van a entender.
“Podría no ser
oportuno enviárselo a amigos ateos que no lo van a comprender y que, además,
pueden reírse de ello o de uno mismo”, incide.
Ojo con las
“maldiciones”
El P. Bielza
subraya que, ante todo, no hay que tener en cuenta las “maldiciones” que se
colocan al final de algunos de esos mensajes y que aluden a resultados mágicos
si se reenvía a un número determinado de personas o si se hace una oración
concreta.
En este punto,
el P. Bielza es tajante: “El chantaje espiritual no se puede admitir”.
En resumen, el
actuar respecto de las cadenas de oración debe tener en cuenta “que sea
verdadero el punto de partida y también el punto de llegada, las
consecuencias”.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI Prensa