El Papa Francisco rezó por la paz ante Nuestra Señora de Arabia, patrona del Golfo Pérsico, este 4 de noviembre junto a líderes cristianos reunidos en Bahrein.
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Papa Francisco reza ante Nuestra Señora de Arabia. Fotos: Vatican Media |
“No podemos dar verdadero
testimonio del Dios del amor si no estamos unidos entre nosotros como Él
quiere; y no podemos estar unidos permaneciendo cada uno por su lado, sin
abrirnos al testimonio, sin ampliar las fronteras de nuestros intereses y de
nuestras comunidades en nombre del Espíritu que abraza a todas las lenguas y
quiere llegar a cada uno. Él une y envía, reúne en comunión y manda en misión”,
advirtió el Santo Padre.
Por ello, el Papa invitó a los
líderes de las confesiones cristianas presentes a orar por “nuestro itinerario
común” y a invocar “sobre nosotros su efusión, un renovado Pentecostés que
nos dé miradas nuevas y pasos ágiles en nuestro camino de unidad y de paz”.
Al reflexionar en el relato de
Pentecostés, el Pontífice dijo que “el pueblo cristiano está llamado a
reunirse para que las maravillas de Dios se hagan realidad” y agregó “estar
aquí, en Bahrein, como pequeño rebaño de Cristo, disperso en diversos
lugares y denominaciones, nos ayuda a percibir la necesidad de la unidad, de
compartir la fe”.
En esta línea, el Santo Padre
señaló la importancia de “la alabanza a Dios, que el Espíritu suscita en
todos” porque “la oración de alabanza no aísla, no encierra en uno mismo
y en las propias necesidades, sino que nos introduce en el corazón del Padre
y, de esta manera, nos conecta con todos nuestros hermanos y hermanas”.
“La oración de alabanza y
adoración es la más elevada; gratuita e incondicional, atrae la alegría
del Espíritu, purifica el corazón, restablece la armonía, recompone la
unidad. Es el antídoto contra la tristeza, contra la tentación de
dejarnos afectar por nuestra pobreza interior y la pobreza exterior de nuestros
números”, afirmó el Papa.
Además, el Papa Francisco recordó
que “los muchos mártires cristianos de diversas denominaciones —¡cuántos
ha habido en los últimos años en Oriente Medio y en todo el mundo!” que
“ahora forman un solo cielo repleto de estrellas, que indica el sendero a los
que caminan por los desiertos de la historia. Tenemos la misma meta; todos
estamos llamados a la plenitud de la comunión en Dios”.
“Queridos amigos, preguntémonos a
nosotros mismos cómo vamos haciendo este camino. Yo, pastor, ministro, fiel,
¿soy dócil a la acción del Espíritu? ¿Vivo el ecumenismo como una carga,
como un compromiso adicional, como un deber institucional, o como el anhelo
urgente de Jesús de que lleguemos a ser uno, como una misión que brota del
Evangelio?”, cuestionó el Papa.
En este sentido, el Santo Padre
destacó “la asistencia ofrecida a los hermanos y hermanas que llegan; en una
presencia cristiana que, en la humildad de cada día, da testimonio, en los
ambientes de trabajo, de comprensión y paciencia, de alegría y mansedumbre,
de benevolencia y de espíritu de diálogo. En una palabra, de paz”.
“Nuestro testimonio no es tanto
un discurso que se realiza con palabras, sino que se muestra con hechos; la fe
no es un privilegio que se ha de reclamar, sino un don que se debe compartir”,
concluyó el Papa Francisco.
Al finalizar el encuentro
ecuménico, se llevó a cabo un momento de oración por la paz en la que algunos
de los representantes de las diferentes confesiones cristianas leyeron
invocaciones, encendieron velas desde el cirio pascual y las colocaron al
centro de la Catedral.
Después, recitaron la oración del
Padrenuestro en inglés y el Santo Padre junto al Patriarca Bartolomé
impartieron la bendición a todos los presentes.
Por último, el Papa Francisco
firmó el Libro de Honor mientras que se entonaba un canto con la oración de la
paz de San Francisco.
El mensaje que el Santo Padre escribió en esta ocasión fue: “Que Nuestra Señora de Arabia, tierna Madre que cuida de todos sus hijos, acompañe y proteja a todos los que aquí la visitan e invocan. En sus manos pongo con confianza el camino de las comunidades cristianas del Golfo”.
POR MERCEDES DE LA TORRE
Fuente: ACI