Silencio habitado
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| Dominicas de Lerma |
Buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Qué
pases un feliz día.
La nueva sala de trabajo está dividida en dos
zonas: una de trabajo manual, empaquetado, montaje… y otra de máquinas. Una
gran cristalera separa una parte de la otra y así, aisladas de los ruidos,
podemos vernos todas.
En el techo han colocado unos altavoces porque
a media mañana se reza el Rosario, se escucha las noticias y también alguna
charla.
Estaba trabajando en la sala de las máquinas y
tenía en funcionamiento: la imprenta, la máquina láser y la de sublimación de
tazas. En realidad, todas las máquinas juntas hacían mucho ruido. En ese
momento empezaron a rezar el Rosario por los altavoces… mal que bien lo
entendía. Sin embargo, cuando me llamaron por teléfono, aquello sí que era ya
imposible. No entendía nada de lo que me decían. Podía distinguir la voz, pero
el resto de ruidos me incapacitaban para poder entender.
Después, cuando pararon todos los ruidos, me di
cuenta de lo importante que es poder escuchar, no solo oír. Porque podemos oír
muchas cosas del Señor, pero solo si le escuchamos se nos llena el corazón.
A veces nos llenamos de ruidos que nos
incapacitan para poder escuchar al Señor. En algunas ocasiones el silencio
tiene algo que nos puede incomodar. Porque cuando “haces” silencio, una de las
primeras cosas que te ocurren es que te enfrentas a ti mismo. Al cesar los
ruidos, te encuentras a ti mismo. Muchas veces esto comporta enfrentarnos a
situaciones, personas, cosas… que el ruido nos las tenían dormidas.
Para poder escuchar al Señor necesitamos del
silencio. Jesús se retiraba por las noches en silencio a orar. Necesitaba de
ese silencio que trae la noche para poder estar y dialogar con Dios. Y en esa
oración se fortalecía para hacer la voluntad del Padre.
Hoy el reto del amor, es hacer un ratito de
silencio para poder orar. No tengas miedo. Es un silencio habitado por Cristo,
no estás solo. Él quiere entablar un diálogo contigo.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
07 noviembre 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma
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