EL PAPA SE DESPIDE DE BAHRÉIN: «NO SOMOS CRISTIANOS POR MÉRITOS SINO GRACIAS AL DON DEL BAUTISMO»

La iglesia del Sagrado Corazón de Manama acogió este domingo el último acto del Papa en Bahréin. El Santo Padre celebró un encuentro de oración y el rezo del Ángelus con los obispos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y agentes pastorales del país.

En el encuentro participaron obispos, sacerdotes, consagrados,
seminaristas y agentes pastorales (Fotos: Vatican Media)
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Al finalizar las palabras de las religiosas y de Paul Hinder, Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Arabia del Norte, el Papa manifestó su alegría por estar en una comunidad cristiana "que manifiesta bien su rostro 'católico', es decir, universal; una Iglesia formada por personas provenientes de muchas partes del mundo, que se reúnen para confesar la única fe en Cristo".

El agua dulce del Espíritu

Francisco empezó destacando en sus palabras la variedad cultural de Bahréin. "Es hermoso pertenecer a una Iglesia formada de historias y rostros diversos que encuentran armonía en el único rostro de Jesús. Y dicha variedad – que he visto en estos días – es el espejo de este país, de la gente que habita en él, así como del paisaje que lo caracteriza y que, aun dominado por el desierto, posee una rica y variada presencia de plantas y de seres vivos", señaló.

El Papa continuó señalando la importancia del Espíritu en la vida de los hombres. "Emerge a la superficie nuestra humanidad, demacrada por muchas fragilidades, miedos, desafíos que debe afrontar, males personales y sociales de distinto tipo; pero en el fondo del alma, en lo íntimo del corazón, corre serena y silenciosa el agua dulce del Espíritu, que riega nuestros desiertos, vuelve a dar vigor a lo que amenaza con secarse, lava lo que nos degrada, sacia nuestra sed de felicidad. Y siempre renueva la vida", afirmó.

Por eso, para Francisco, es importante no olvidar de dónde nace la Iglesia. "Hermanos y hermanas, recordemos siempre esto: la Iglesia nace allí, nace del costado abierto de Cristo, de un baño de regeneración en el Espíritu Santo. No somos cristianos por nuestros méritos o sólo porque nos adherimos a un credo, sino porque en el Bautismo nos fue donada el agua viva del Espíritu, que nos hace hijos amados de Dios y hermanos entre nosotros, convirtiéndonos en criaturas nuevas", explicó.

Es esta unidad donde nace la forma de ser cristianos, relató el Papa. "Las divisiones del mundo, y también las diferencias étnicas, culturales y rituales, no pueden dañar o comprometer la unidad del Espíritu. Por el contrario, su fuego destruye los deseos mundanos y enciende nuestras vidas con ese amor acogedor y compasivo con el que Jesús nos ama, para que también nosotros podamos amarnos así entre nosotros", afirmó Francisco.

Y, con este espíritu llega una misión. "También nosotros tenemos esta vocación profética; todos los bautizados han recibido el Espíritu y son profetas. Y como tales no podemos fingir que no vemos las obras del mal, quedarnos en una vida tranquila para no ensuciarnos las manos. Por el contrario, hemos recibido un Espíritu de profecía para manifestar el Evangelio con nuestro testimonio de vida", comentó el Papa, que tuvo unas palabras al finalizar su discurso para la guerra de Ucrania y para bendecir el acuerdo de paz en Etiopía.

Fuente: ReL