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En la mañana del 14 de noviembre, Francisco
recibió en la Sala del Consistorio a Miembros de la Federación de
Organizaciones Cristianas del Servicio Voluntario Internacional (FOCSIV) con
motivo del 50º aniversario de fundación. Compartiendo con ellos su preocupación
por "la sombra de una tercera guerra mundial", los últimos y los
migrantes, pidió compromiso con la promoción humana con disposición, vigor y
creatividad
El
Papa Francisco recibió esta mañana en la Sala del Consistorio en el Vaticano, a
unos 150 miembros de la Federación de Organizaciones Cristianas del Servicio
Voluntario Internacional (FOCSIV) con motivo del 50º aniversario de fundación.
La Federación agrupa a 90 organizaciones que operan en más de ochenta países de
todo el mundo.
Tras
saludar a los presentes cordialmente y agradecer a la Presidente de la FOCSIV
las amables palabras que le dirigió, Francisco entregó el discurso escrito y
habló espontáneamente a los presentes.
En
el texto escrito, recordó la valiosa contribución de la Organización “a la
lucha contra todas las formas de pobreza y marginación, a la tutela de la
dignidad humana, a la afirmación de los derechos humanos y a la promoción del
crecimiento de las comunidades e instituciones locales”.
Su
testimonio es una respuesta concreta a quienes ya no creen en una paz posible.
Con su compromiso, de hecho, demuestran que cada pequeña pieza diaria puede
construir el gran mosaico de la fraternidad.
Expresando
el deseo común de un “mundo solidario, en el que cada uno se sienta acogido y
no se vea obligado a renunciar a los propios sueños”, el Santo Padre evidenció
que “no se trata de un simple deseo, sino de una voluntad muy precisa”,
expresada también en un lema de la Organización que dice: "¡Un mundo para
construir juntos, en el respeto de la creación, en el cual cada persona pueda
realizarse con plena dignidad!". Un mensaje que el Pontífice considera de
gran actualidad en este momento histórico, marcado por “la sombra de una
tercera guerra mundial se cierne sobre el destino de enteras naciones, con
terribles consecuencias para las personas”.
Pienso,
en particular, en los ancianos, las mujeres y los niños. ¿Qué futuro estamos
construyendo para las nuevas generaciones? Esta es una pregunta que debería
acompañar siempre las decisiones a nivel internacional.
Cercanía a los hermanos
De
ahí que, “recogiendo el grito de los muchos sin voz" el Papa reflexionó
sobre “tres objetivos” a alcanzar.
El
primero tiene que ver con el ser voluntarios en el mundo, “un signo
decisivo y valiente de apertura, de disponibilidad hacia el prójimo, ya sea
cercano o lejano”, basado en una “radicada actitud de solidaridad”.
Todos
sabemos cuántas pobrezas, injusticias y violencias hay en todos los
continentes. Pues bien, el FOCSIV demuestra que podemos ser "fratelli
tutti" abrazando a todo ser humano que el Señor pone en los caminos de
nuestras vidas.
De
esta manera, constató el Obispo de Roma, “la enseñanza del
Evangelio se vuelve cotidianidad”.
La paz
El
segundo objetivo se refiere a la paz, “herida, pisoteada en
Ucrania y en muchos otros lugares del planeta”.
Cuando
falta la paz, cuando prevalecen las "razones" de la fuerza, la gente
sufre, las familias son divididas, los más frágiles se quedan solos. Durante
meses hemos visto imágenes de destrucción, de muerte. La paz en la justicia es
una condición necesaria para una vida digna, para construir juntos un futuro
mejor.
Ante
esta situación, el Santo Padre les recordó que “están llamados a alimentar la
paz en sus corazones y a compartirla con todos los que encuentren en su
servicio”.
El desarrollo
El
tercer objetivo, por último, es el desarrollo. En este sentido,
Francisco subrayó que “toda persona, todo pueblo, necesita condiciones básicas
para una vida digna: junto con la paz, la vivienda, la atención sanitaria, la
educación, el trabajo, el diálogo y el respeto mutuo entre culturas y
confesiones”.
La
promoción humana sigue siendo un compromiso al que debemos dedicarnos con
disposición, vigor, creatividad, instrumentos adecuados. Sólo un desarrollo
integral -de la persona y del contexto en el que vive- permite el despliegue de
un buen vivir, tanto personal como social, sereno y abierto al futuro.
Las migraciones forzadas
El
Papa no olvidó a tantos jóvenes “que hoy se ven obligados a abandonar su patria
en busca de una existencia digna”; a los hombres, mujeres y niños que “se
enfrentan a viajes inhumanos y a violencias de todo tipo, para buscar un mañana
mejor” y a cuántos “siguen muriendo en las rutas de la desesperación, mientras
se discute su destino o se le da la espalda”. Y añadió:
Las
migraciones forzadas -para huir de las guerras, el hambre, las persecuciones o
el cambio climático- son uno de los grandes males de esta época, que podremos
enfrentar de raíz sólo garantizando un verdadero desarrollo en todos los
países.
Concluyendo su discurso, el Santo Padre alentó a los
miembros de la FOCSIV, que “en estos cincuenta años han sido tejedores de paz y
artesanos de caridad y desarrollo”, a “seguir adelante, por los caminos del
mundo, cuidando de sus hermanos, así como lo hizo el Buen Samaritano”,
exhortándolos, al mismo tiempo, a no dejarse “desanimar por las dificultades o
las desilusiones” sino a confiar “en el Señor, que es roca y al mismo tiempo es
ternura”.
Cecilia Mutual
Vatican News