La alternativa es "Holywins", una forma de enseñar que la muerte también tiene otro rostro, el de aquellos que se entregaron al servicio de los demás: los santos
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Ecclesia |
“La luz vence a las
tinieblas” o Holywins. Todo un
alegato para la festividad de Nuestros Fieles
Difuntos y la de Todos los Santos. Así, el
cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia
Episcopal, ha explicado que durante estos días, “los que
conmemoran Halloween celebran la
muerte”. Y es que, frente a la promoción del tenebrismo de Halloween en la noche del
31 de octubre, la celebración de Todos los Santos propone a los santos como
modelos luminosos a imitar.
Por eso, son muchas las diócesis españolas que se han
apuntado a celebrar Holywins, la fiesta de la santidad que celebra la vida. “La
santidad vence” es la traducción literal de una forma de reforzar
la fiesta cristiana de Todos los Santos, ante el eclipse cada vez mayor que
está sufriendo por la potente implantación de la fiesta pagana de Halloween.
Holywins
Pionera en España, la diócesis de Alcalá de Henares festeja
“Holywins” desde hace más de una década, y anima a los niños y adolescentes a
participar en juegos, testimonios y canciones vestidos de sus santos
preferidos, con el objetivo de conocer más sus vidas ejemplares y recordar el
llamado a la santidad que Dios hace a todos los católicos.
Además, así se devuelve a este día su verdadero
sentido “y celebramos a todos aquellos que siguieron heroicamente a Jesucristo,
con una luminosa fiesta de Todos los Santos que desborde alegría y esperanza”,
explican desde la diócesis. Una forma de enseñar que la
muerte también tiene otro rostro, el de aquellos que a lo largo de sus vidas se
entregaron al servicio de los demás y lucharon por encarnar en su existencia
las virtudes humanas y sobrenaturales: Los santos.
Víspera de Todos los
Santos
El obispo de Ourense, Leonardo
Lemos Montanet, explicaba en su carta
pastoral con motivo de la festividad de Los Fieles Difuntos que
“algunos antropólogos sostienen que en la noche del 31 de octubre al 1 de
noviembre, los celtas celebraban el Samaín, que era una
celebración en honor de los antepasados. Parece ser que los
irlandeses y escoceses que emigraron a los Estados Unidos en el siglo XIX
llevaron consigo sus fiestas más entrañables, entre ellas la conmemoración de
los difuntos: el Samaín que allí pasó a denominarse Halloween (vísperas de
Todos los Santos)”
“No voy a entrar a analizar si esto ha sido así o no;
lo que sí es cierto es que, de un tiempo a esta parte, se está extendiendo la
costumbre, en muchos aspectos ajena a nuestra cultura multisecular, de
celebrar Halloween a través de aspectos esperpénticos de la muerte, máscaras,
disfraces de personajes del mundo de la ficción y del terror”.
Además, añadía, “que da la sensación de que la muerte
es una realidad poco seria y que puede tomarse a broma o, incluso, se llega a
caricaturizar con expresiones del terror fantástico que llega a nosotros a
través de la TV. La distorsión de un hecho tan serio como el morir, gracias a la fuerte
influencia de las cadenas comerciales, ha llegado a penetrar incluso en los
centros confesionales cristianos que se dedican a la docencia, de tal modo que
está establecido en el calendario de sus actividades la celebración de
Halloween”, lamentaba.
Por último, quiso felicitar a las
Delegaciones episcopales para la Causa de los Santos y para la Pastoral Juvenil
de las diócesis “por haberse dejado llevar de la creatividad positiva a la hora
de apostar por otra manera, más auténtica y hermosa, de vivir la Fiesta de
Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos”.
A todos ellos les animó a seguir con este empeño “que no solo es una tarea
evangelizadora sino también, una realidad auténticamente cultural que va al
fondo de las raíces de nuestras creencias religiosas, y de una genuina
veneración y respecto por nuestros queridos fieles difuntos, que se merecen ser
recordados de una manera más seria”.
Fuente: Ecclesia