Sufre una holoprosencefalia que no debería permitirle ni respirar, pero esta niña ha roto todas las estadísticas y los pronósticos. Sus padres comparten su historia en 'ECCLESIA'
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Foto: 13Tv. Dominio público |
Loreto, nació prematuramente a las 30 semanas de
gestación con una malformación en el cerebro, y cada segundo de su vida sigue
asombrando a los médicos. Ya ha cumplido tres meses, y ha visitado el plató de
‘ECCLESIA’ en TRECE (domingos a las 13 h) en los brazos de sus padres, que han
contado su historia.
“Su vida es
un milagro. El diagnóstico era que la niña no naciera o que, si lo hacía, no
viviera más que unos minutos”, explica Israel Coronado, el padre de Loreto. Con
esta enfermedad, el cerebro del embrión no se divide en los dos hemisferios,
causando una malformación importante. “Además en las ecografías de
Loreto iba cada vez peor”, explica María Moreno, su madre.
Debido al estado de desarrollo de su tálamo, ni siquiera sabían si iba a poder
respirar. “Nos llegaron a decir que iba a vivir segundos”. Esos primeros segundos sumaron minutos, que se
convertirían en horas, días, y ahora ya tres meses.
El embarazo
de María fue complicado, a pesar de que el matrimonio ya tenía cuatro hijos. En
la ecografía de las 16 semanas, cuando debía conocer el sexo del bebé, los
médicos le alertaron de que algo no iba bien: tuvieron que explicarle qué era
la holoprosencefalia, las consecuencias que iba a tener… “Dios me concedió poder decir ‘vale, la
esperanza de vida que el Señor quiera". El proceso
fue complicado y duro, era esperar sin esperanza”. Su padre señala otro aspecto
difícil del embarazo que afrontaron: “Siempre tienen final feliz, pero el
nuestro no lo iba a tener”.
El mismo
Israel tuvo que bautizar a su hija tras el parto, ante la emergencia de su
vida, utilizando agua de Fátima que unos amigos le habían hecho llegar. “Estábamos preparados y fue un momento
súper bonito. Se hizo un silencio sepulcral en el quirófano”. A
partir de ahí, las cosas comenzaron a salir bien. Comenzó a comer ayudada por
una jeringuilla, pudo conocer a sus hermanos… “Y se le empezó a tratar como un
prematuro más”.
Los médicos
todavía no saben qué pronósticos hacer, dado que Loreto todavía tiene que
afrontar las malformaciones y las consecuencias de su nacimiento prematuro.
Todos ellos han estado muy apoyados por sus familias y las comunidades donde
viven su fe. “Hemos tenido un ejército de personas
que han rezado cuando nosotros ya no podíamos más. Hemos sentido el poder de
esa oración”. Ambos padres estaban preparados para lo
peor, pero no para disfrutar como un regalo cada segundo de vida de su hija.
“Cada día que pasamos con ella es maravilloso. Los médicos no se equivocaron,
la niña tiene holoprosencefalia. El diagnóstico es ése y sigue siéndolo. Pero
esta niña se ha salido de las estadísticas”.
Fuente: ECCLESIA