¡MANDA LA LLUVIA!
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Dominio público |
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
al fin tuvimos tormenta de verano. Hacía tanta falta un poco de agua, que todos
experimentamos la bendición que es la lluvia. Aunque era una tormenta en toda
regla, y justo a la hora de dormir, no me importó. Es más, hasta me senté a ver
el destello de luz de los rayos al caer, y a escuchar y ver la lluvia.
Cuando
todo el suelo está seco y sediento, cuando el calor abochorna el ambiente y
todo parece hacerse más pesado… se hace más imperiosa la necesidad de una
lluvia que empape y refresque.
Muchas
veces en verano, el calor, los cambios de horarios, la convivencia más
estrecha… hace que experimentemos un poco en nuestro propio ser lo mismo que el
clima: algo más acalorados de la cuenta, un poco pesados, roces que parecen
rayos… El ser humano es todo una unidad, es muy vulnerable a todo tipo de
cambios y, en definitiva, todo ello afecta a lo más importante, que es el
espíritu.
Pero
esta debilidad no podemos evitarla pues, como humanos, es normal que nos
sobrevenga. Sin embargo, sí podemos pedirle al Señor que mande Su lluvia. La
lluvia de Gracia, la lluvia de Su Espíritu, que unja nuestro verano, que
refresque nuestras relaciones con las personas que más queremos, que reverdezca
todo lo que parecía seco.
Bueno,
sí, quizás esa lluvia también venga en forma de tormenta. Pero, como nos
sucedía con la que vivimos ayer, no importará si tras algún que otro rayo cae
la ‘Lluvia de Gracias’. Y es que, en realidad, muchas veces, hasta que no
experimentamos esa debilidad, no nos percatamos hasta qué punto Le necesitamos
en nuestra vida. Por ello, no te asustes, tan solo mírale a Él y déjate empapar
por Su Misericordia.
Hoy
el reto del amor es pedirle al Señor el don de la Lluvia. Podemos pedirle el
don del agua que tanto necesitamos, pero muy necesario es para nuestra vida el
Agua Viva que renueva todo nuestro interior, que puede transformar nuestra
entrega, nuestro corazón, y con ello hacer que este verano sea… ¡lleno de
Gracia!
VIVE
DE CRISTO
¡Feliz
día!
Fuente: Dominicas de Lerma