Ataque a traición
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Momento de concentración
máxima. Tomé aire. Puse las manos en el órgano. Ya había tocado la mitad de las
completas. Un par de piezas más, y culminaba el asunto con éxito.
Toqué los
siguientes acordes. Todo parecía ir sobre ruedas hasta que… un enorme mosquito
se posó en mi mano.
¡¡¡Horror!!!
Si levantaba
las manos del teclado, el coro se quedaría sin música, pero, si no hacía nada…
¡¡me iba a comer viva!!
El mosquito,
con toda tranquilidad, paseaba por mi mano, tomándose la molestia de elegir con
precisión el lugar donde picar. Yo miraba la partitura, al mosquito, al
teclado… Terminé la antífona de forma un tanto brusca y rápidamente sacudí las
manos. Mira, mira, ¡qué angustia!
La antífona que
estaba tocando no creo que dure más de 20 segundos, ¡pero te prometo que los viví
como si fuesen años!
Qué relativo es
el tiempo, ¿verdad? Cuando tenemos muchas ganas de que algo llegue, como las
vacaciones (o termine, como mi antífona), parece que el reloj, insensible y
terco, decide marchar mucho más despacio.
Lo mismo nos
sucede con el Señor: sabemos que escucha nuestras oraciones, ¡pero a veces da
la sensación de que se retrasa mucho en actuar! Podemos desearlo con todo
nuestro corazón, pero Él parece empeñado en seguir sus ritmos…
Me impresiona
muchísimo cuando Jesús nos dice: “Yo soy el Alfa y la Omega”, ¡Él es el
principio y el fin, es el Señor del tiempo!
Nosotros
quisiéramos adelantar el momento, lograr que actúe más rápido… sin embargo
Cristo es paciente, no quiere atropellar a nadie y, sobre todo, sabe que hay
mucho que aprender en el camino, en el proceso.
Así pues, ¡la
paciencia se convierte en un acto de confianza! Sabemos que Cristo no es rápido
ni lento, sino que su tiempo es perfecto.
Hoy el reto del
amor es confiar en los tiempos del Señor. ¡Él sabe mejor que nadie cómo
gestionar y organizar! Y, el que tiene todas las estrellas en la palma de Su
mano, ¡no olvida ningún detalle: hará que todo vaya encajando! Así pues, ya
estés esperando la llegada del merecido descanso, el resultado de esa
entrevista de trabajo, la conversión de un ser querido o la persona con la que
construir una familia… ¡confía y vive el hoy! El Señor lo tiene todo planeado,
y, esa paciente confianza, convertirá el tiempo de espera en fuente de
bendiciones. ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
18 agosto 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma