Henry Tovar Mendoza es hoy diácono permanente en Venezuela

El diácono Henry Tovar; una función del diácono es
proclamar la Palabra. Dominio público
Henry Tovar Mendoza, nacido
en Caracas en 1954, es, desde hace varios años, diácono permanente de la
diócesis de Guarenas (Venezuela) y tiene una historia peculiar: antes de
su conversión, practicó la brujería y la adivinación y su casa fue un centro
ocultista. Hasta que lo invitaron a Cursillos de Cristiandad y Dios actuó
dándole lo que durante años la brujería no le aportó: un hijo.
Magia
para engendrar hijos
Henry Tovar se casó en 1967
con Bárbara y desde el principio desearon tener hijos con fuerza. Sin embargo,
no lograban engendrar descendencia.
Entonces fue cuando empezaron a frecuentar
ambientes de brujería y espiritismo. “Bárbara y yo nos refugiamos en la brujería”, recuerda. Visitaban lugares como el santuario
espiritista de Montaña de Sorte, en Yaracuy (Venezuela).
Adivinación y contacto con
espíritus
Practicaban la adivinación y el contacto con
espíritus. Lo que en otros países ser llama ser un "médium" en la tradición espiritista de
Venezuela se llama ser "materia". Cada "médium" suele centrarse en una
corte (grupo de espíritus, siempre los mismos) ligada a una temática.
“Escalé posiciones y llegué a ser materia del
indio Guaicaipuro; y mi esposa Barbará de la India Rosa”, detalla Henry al
contar su testimonio al portal Aleteia, ubicando las cortes que trabajaba.
Su casa en Guarenas se convirtió en un centro de
ocultismo, espiritismo y adivinación, con sesiones que duraban toda la noche del viernes y asistentes que llegaban de todo el país.
“En mi casa leía
tabaco y echaba las cartas”. Cuatro veces al año acudían a los encuentros
espiritistas en el Monumento Natural María Lionza en la Montaña de Sorte. A
menudo invitaba a sus familiares. Cada vez tenía más renombre en el mundo del
espiritismo venezolano.
Pero todas esas prácticas mágicas y adivinatorias
no conseguían darles un hijo. Trataban a los sobrinos de su esposa Bárbara como
si fueran sus propios hijos, e incluso los presentaban como tales, pero no era
bastante para llenar su deseo.
Durante 9 años de magia, el recurso al espiritismo
se mostró inútil para engendrar y llenar su vida de vida.
De mal humor, a Cursillos de
Cristiandad
Un día un hombre llamado Ezequiel Escalona lo
invitó a realizar un Cursillo de Cristiandad. Henry recuerda siempre el día: el
11 de marzo de 1982.
“Fui en
contra de mi voluntad ya que tenía programado un viaje a Sorte”.
A la semana asistió Bárbara “a regañadientes”, porque “a
Henry me lo cambiaron en ese cursillo”.
El Cursillo de Cristiandad tuvo un efecto rotundo: la pareja cesó su relación con la
adivinación y la brujería y se puso a disposición del sacerdote Pío Zabala
en la parroquia de Nuestra Señora de Coromoto. Más adelante trabajarían con el
padre Jesús Zataraín, en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, en Guarenas,
donde perseveran hoy.
Acogidos a Dios, llegaron los
embarazos
Además, recibieron una gran noticia: “Al mes de haber salido del cursillo de cristiandad,
el Señor Dios nos premió con la bendición del embarazo de nuestro primer hijo, José de Jesús”. Después
vendrían otros dos hijos más.
Al poco de convertirse, Henry ya ayudaba a los
sacerdotes de sus parroquias. El padre Fernando Moretta lo animó a estudiar y
así fue ordenado diácono en 1990.
Ha casado hijos y bautizado
nietos
Como diácono afirma que "me ha llenado de
mucho entusiasmo haber casado a mis hijos, sacramentos que igualmente he
conferido a mis sobrinos; además de bautizar y darles la primera comunión a mis
nietos”.
Momentos emocionantes y duros llegaron también,
como oficiar los funerales de su hermano José, de la esposa de él, Clara y a su
sobrino Bobney, quienes fallecieron como consecuencia de un accidente en agosto
de 2004.
Hoy, como diácono, acompaña con la Palabra de Dios, el servicio en la
liturgia y la caridad el caminar en la vida, en lo bueno y en lo malo, de los hombres,
siempre confiando en la voluntad del Señor.
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Henry Tovar Mendoza, nacido
en Caracas en 1954, es, desde hace varios años, diácono permanente de la
diócesis de Guarenas (Venezuela) y tiene una historia peculiar: antes de
su conversión, practicó la brujería y la adivinación y su casa fue un centro
ocultista. Hasta que lo invitaron a Cursillos de Cristiandad y Dios actuó
dándole lo que durante años la brujería no le aportó: un hijo.
Magia
para engendrar hijos
Henry Tovar se casó en 1967 con Bárbara y desde el principio desearon tener hijos con fuerza. Sin embargo, no lograban engendrar descendencia.