
El prodigio Eucarístico se observa desde 1936.
Crédito: Comunidad de Madrid/Parroquia de San Millán
El Prodigio Eucarístico de Moraleja de Enmedio se celebra cada 16
de julio y un sacerdote católico resalta que aún hoy perdura una conciencia muy
profunda entre los fieles de que “el Señor nos cuida ahora porque en la guerra
Lo cuidamos”.
La historia de este prodigio sucede en torno a la parroquia de San
Millán, la iglesia de Moraleja de Enmedio, una localidad situada a 30
kilómetros al suroeste de Madrid, España.
Era el 16 de julio de 1936. El P. Clemente Díaz consagra unas
formas para las fiestas de la Virgen del Carmen y reserva las sobrantes para
poder distribuir la comunión los días posteriores.
Al estallar la Guerra Civil en España el 18 de julio de ese año, los
milicianos republicanos le obligan a cerrar el templo. Tres días después, el 21
de julio, el sacerdote aprovechó un funeral que le permitieron celebrar para
sacar a escondidas las 24 hostias consagradas, pues estaba seguro de que
podrían profanar la Eucaristía.
Debido a la persecución religiosa, el P. Díaz se ve obligado a
salir de la localidad, confiando la custodia de las formas a las Marías de los
Sagrarios, obra fundada por San José María Rubio con el fin de acompañar y
reparar a Jesús Sacramentado.
Las formas fueron escondidas en tres casas. En la tercera, fueron colocadas a 30 centímetros
bajo tierra dentro de un copón. Allí permanecieron durante 70 días.
Cuando pudieron volver los fieles del pueblo, a los cuatro meses
de su huida, las trasladaron a otro escondite dentro de una viga. La guerra
seguía en marcha.
Ocultas para
el mundo hasta el año 2013
El 5 febrero de 1937 llegaron dos capellanes castrenses con una
unidad militar a Moraleja de Enmedio. Enterados de los hechos, trasladaron en
procesión las formas a las que rindieron honores militares, escoltándolas a lo
largo del camino hasta las escuelas, donde celebraron una Misa.
Desde el año pasado, se conmemora esta fecha con una procesión eucarística por
las calles de Moraleja de Enmedio, que hace parada en la casa donde las formas
estuvieron escondidas más tiempo. La llaman “fiesta del Traslado de las
Sagradas Formas”.
Dos de las formas fueron consumidas. Las 22 restantes se guardaron
en el sagrario de la iglesia. “En 1940 el párroco decide precintar el copón”,
explica a ACI Prensa Juan Antonio Narváez, autor del libro “Sagradas formas de
Moraleja de Enmedio”, presentado el pasado año con motivo del 85º aniversario
del prodigio.
Y así quedaron ocultas para el mundo durante décadas, hasta el año
2013.
El entonces párroco de San Millán, P. Jesús Parra, aprovecha ese
año la presencia de Mons. Joaquín María López de Andújar, hoy Obispo Emérito de
Getafe, para plantearle una exposición pública de las formas tras la
celebración de la fiesta de Cristo Rey.
“El
Obispo probó un pedazo. Se oyó el crack de partir la forma
por la megafonía”, recuerda Narváez, y el prelado comprobó que conservaban “el sabor y las propiedades de una
forma reciente”.
Emocionado, Narváez subraya a ACI Prensa cómo el pueblo fiel congregado se arrancó
a cantar el “Cantemos al Amor de los amores”, himno del
Congreso Eucarístico celebrado en Madrid en 1911.
Así, se encargó a un orfebre un copón de cristal en el que se
pudieran contemplar las sagradas formas. Sellado con lacre, está expuesto en el
retablo del altar mayor de la iglesia y se ilumina para su adoración dos horas
diarias.
De tal forma que, el Prodigio de Moraleja de Enmedio, así llamado
por razones canónicas al no existir una aprobación oficial del hecho como
milagroso, apenas
lleva nueve años dándose a conocer más allá de sus parroquianos.
“Este
prodigio ha ido modelando la fe de una gente muy sencilla”
El actual párroco, P. Rafael de Tomás, celebra que en nuestros
días “la devoción no sólo se mantiene, sino que crece” y añade en declaraciones
a ACI Prensa: “Este prodigio ha ido modelando la fe de una gente muy
sencilla”.
No en vano, los feligreses más ancianos, que conocieron estos
hechos de primera mano o transmitidos por sus padres, “constantemente se están
encomendando a las sagradas formas”, recuerda el P. Tomás.
Algunos de ellos podrían ser los receptores de unas pocas formas
consagradas que el primer obispo de la Diócesis de Getafe, Mons. Francisco José
Pérez y Fernández-Golfin, dió a comulgar a algunas personas de las familias
custodias.
Así explica Narváez cómo se llega al número actual de 16 formas
consagradas el 16 de julio de 1936, que aún se conservan de forma
prodigiosa.
En la actualidad, desde que se ha empezado a dar a conocer este
hecho prodigioso, llegan a la parroquia peticiones de información desde lugares
alejados y tocan a su puerta peregrinos de países extranjeros. También grupos
de monjas, familias o catecúmenos a escasos días de recibir su Primera Comunión
acuden a rezar.
¿Un prodigio que releva a un milagro eucarístico perdido?
El P. Tomás comparte con ACI Prensa, por otro lado, una intuición:
que el Prodigio Eucarístico de Moraleja de Enmedio podría estar vinculado al
Milagro Eucarístico de Alcalá de Henares, cuyos orígenes se remontan a finales
del siglo XVI.
Un forastero llegó a la iglesia de Santa María, entonces a cargo
de la Compañía de Jesús, para devolver, arrepentido, 24 formas consagradas que
había robado.
Como entonces no era infrecuente usar este método para envenenar a
sacerdotes, se decidió reservarlas en una caja de plata con la indicación de
que, una vez descompuestas, se hicieran desaparecer “en el fuego o en el
agua”.
Pasados los años, las hostias seguían sin descomponerse y, tras
los preceptivos análisis científicos y discernimientos espirituales, el hecho
fue reconocido como milagroso y se sacaron las formas en procesión por las
calles de Alcalá.
Era, precisamente, el 16 de julio de 1619, festividad de la Virgen
del Carmen, mismo día en que comenzó el prodigio eucarístico de Moraleja de
Enmedio, más de tres siglos después.
Con la expulsión de los jesuitas de España, en 1767, se guardaron
las hostias milagrosas en la Iglesia Magistral, hoy catedral complutense.
Ya en 1936, las turbas marxistas quemaron el templo, entre otros
muchos. Las formas milagrosas habían sido, por fortuna, sacadas previamente por
tres sacerdotes.
Pero los sacerdotes fueron asesinados, por lo que desde entonces
se desconoce si fueron profanadas, consumidas o si permanecen aún
escondidas.
El párroco de Moraleja de Enmedio se pregunta si no quiso Dios en su
Providencia suscitar un hecho similar “para fortalecer la fe de su pueblo”.
Sea como fuere, el párroco concluye que, desde que llegó a esta
iglesia hace 4 años, ha percibido “una presencia de Dios muy fuerte, muy
especial. Y, aunque en todas las iglesias hay un sagrario, la presencia real de Cristo en la
Eucaristía se hace muy evidente ante unas formas de 86 años que no se han
corrompido”.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI Prensa