Inspirándose en la figura de Nicodemo, el Papa ofreció su 13ª catequesis sobre la vejez ante varios miles de fieles y peregrinos que se dieron cita esta mañana en la Plaza de San Pedro.
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Francisco
destacó que vivimos en una época en la que “el mito de la eterna juventud es
una obsesión”, puesto que suele despreciarse la vejez. Sin embargo, prosiguió,
la vida terrenal es un “inicio” y no una “conclusión”, por lo que “caminamos
hacia la eternidad”
También este segundo miércoles de junio la Plaza de
San Pedro fue el escenario de la Audiencia General del Santo Padre a la que
asistieron varios miles de fieles y peregrinos de los cinco continentes. En su
13ª catequesis sobre la vejez el Papa Francisco centró su reflexión en el
episodio que relata el evangelista San Juan que refiere la pregunta de Nicodemo
al Señor acerca de la imposibilidad de mayores de regresar al seno materno:
"¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?".
En efecto, a modo de introducción se leyó en ocho
idiomas este pasaje del Evangelio, en el que Jesús responde “que el que no
nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Porque lo
que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es Espíritu".
El Obispo de Roma explicó el valor de la importante
figura de este anciano del Nuevo Testamento, Nicodemo, a quien Jesús le dice
que para “ver el Reino de Dios” hay que “renacer de lo alto”. “Nicodemo – dijo
el Papa – no entiende sus palabras, y le plantea la imposibilidad de volver a
nacer cuando uno ya es viejo”, sin embargo:
“Jesús se refiere a un nuevo nacimiento en el
Espíritu, para el cual la ancianidad no es obstáculo, y a que nos dejemos
abrazar por la ternura del amor creador de Dios”
El mito de la eterna juventud
Además, Francisco destacó que vivimos en una época en
la que “el mito de la eterna juventud es una obsesión”. En efecto, se desprecia
la vejez, olvidando que la vida terrenal es un “inicio” y no una “conclusión” y
que caminamos hacia la eternidad. En este camino, la fe nos permite “ver” el
Reino de Dios.
“En este sentido, quienes atraviesan la etapa de la
ancianidad pueden descubrir, a la luz del Evangelio, una nueva misión: ser
signos e instrumentos del amor de Dios que señalan cuál es la meta definitiva a
la que estamos llamados”
La vejez tiene una belleza única
El Pontífice dijo asimismo que, en la perspectiva de
caminar hacia el Eterno, “la vejez tiene una belleza única”. “Nadie puede
volver a entrar en el vientre de la madre, ni siquiera en su sustituto
tecnológico y consumista. Sería triste, incluso si fuera posible”.
“El viejo camina hacia adelante, hacia el destino,
hacia el cielo de Dios. La vejez por eso es un tiempo especial para disolver el
futuro de la ilusión tecnocrática de una supervivencia biológica y robótica,
pero sobre todo porque abre a la ternura del vientre creador y generador de
Dios”
“Que el Espíritu – concluyó el Papa – nos conceda la
reapertura de esta misión espiritual y cultural de la vejez, que nos reconcilia
con el nacimiento de lo alto”.
Saludos del Papa
Al saludar a los peregrinos de lengua española
Francisco los invitó a “releer el diálogo de Jesús con Nicodemo y a
preguntarnos cómo estamos viviendo la llamada a nacer de nuevo”. Y se despidió
con una invitación:
“Pidamos al Señor que el Espíritu Santo nos haga
transmisores de amor y esperanza para quienes nos rodean”
A los peregrinos de lengua portuguesa, entre los
cuales se encontraban los miembros del Centro Nacional de Cultura de Portugal y
de la Asociación Evangelizar es necesario de Curitiba, Brasil, el Papa les
dijo:
“Hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos ayude
a entender la vejez como un tiempo en el que – habiendo abandonado el mito de
la eterna juventud – aprendemos lo que significa nacer de lo alto y nos
reconciliamos con nuestro destino eterno”
A los fieles de lengua inglesa presentes en la
audiencia de esta mañana, especialmente a los de Inglaterra, Filipinas y
Estados Unidos de América, entre los cuales había diversos grupos de jóvenes
estudiantes, el Obispo de Roma invocó sobre todos ellos y sus familias “la
alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo”.
De entre los fieles de lengua francesa, el Papa saludó
de modo especial a los peregrinos procedentes de Francia y de La Reunión, de
Costa de Marfil y de Gabón, a quienes les recordó:
“A ejemplo de Nicodemo, que el Espíritu Santo nos haga
redescubrir esta misión espiritual de la vejez que nos reconcilia con el
nacimiento de lo alto”
De igual modo al saludar cordialmente a los peregrinos
de lengua alemana, el Pontífice se dirigió en particular a los estudiantes del
Wilhelmsstift de Tubinga y del Felixianum de Tréveris, así como a los ministros
de la diócesis de Eichstätt, para decirles:
“En el Señor Jesús somos hijos amados de Dios. Que el
Espíritu Santo nos ayude a ser mensajeros de la alegría y testigos de su
caridad”
Al dirigirse cordialmente a los polacos, el Santo
Padre destacó la presencia de los sacerdotes de la diócesis de Włocławek que
han venido a Roma en el 25º aniversario de su ordenación.
“Hoy se recuerda a la reina Santa Eduviges, apóstol de
Lituania y fundadora de la Universidad Jagellónica. Durante su canonización,
San Juan Pablo II recordó que, gracias a su labor, Polonia se unió a Lituania y
a Rusia. Confíen en su intercesión, rezando como ella al pie de la Cruz por la
paz en Europa”
Como es costumbre, Francisco también saludó a los
fieles de lengua árabe: "La vejez, de manera especial, es un tiempo de
gracia, en el que el Señor renueva su llamada a los ancianos para que custodien
y transmitan su fe y guíen con su sabiduría el mundo de hoy, que se enfrenta a
muchas dificultades, convirtiéndose así en un faro para las nuevas
generaciones".
Por último, en su bienvenida a los peregrinos
procedentes de Italia, el Santo Padre saludó de en particular a las Hermanas
Capitulares de la Congregación de Nuestra Señora del Monte Carmelo, animándolas
a caminar con alegría por los caminos del Señor. Asimismo, el Papa saludó a los
fieles de la parroquia de Jesucristo Salvador, en Praia a Mare, ya quienes
manifestó su esperanza de que el 25º aniversario de la fundación de la
parroquia sea un estímulo para ser testigos creíbles del Evangelio.
En esta ocasión los saludos de Francisco también
fueron para los miembros de la Federación de la Orden de las Profesiones de
Enfermería y a la Asociación de Voluntarios de Sangre de Acireale, a quienes
expresó su agradecimiento por su labor solidaria. Y se dirigió también a los
atletas de la peregrinación a pie de Macerata a Loreto, con la antorcha de la
paz “que quiere ser un signo y al mismo tiempo una invitación a la fraternidad
entre las personas y entre los pueblos”.
Por último, dirigió su pensamiento a los ancianos,
enfermos, jóvenes y recién casados, a quienes recordó que “el próximo domingo
celebraremos la solemnidad de la Santísima Trinidad”. Por esta razón exhortó a
todos a encontrar la presencia de la Trinidad en sus vidas. Y “gracias al
Bautismo, el apoyo para cumplir la voluntad del Señor en todas las
circunstancias”.
Tras el rezo del Padrenuestro en latín la audiencia
concluyó con la bendición del Santo Padre.
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