En el Día Mundial sin Humo de Tabaco el Papa afirmó, en un mensaje, que “la salud física es un don de Dios que el Señor nos ha dado y que debemos cuidar con responsabilidad”
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31 de mayo, Día Internacional sin Humo de Tabaco |
Una rosa
apoyada en un cenicero. El símbolo del Día Internacional sin Humo de Tabaco,
que se celebra el 31 de mayo de cada año, ocupa con la delicadeza de una flor
el espacio que de otro modo quedaría embadurnado por la ceniza, que a su vez es
símbolo de un bien, la salud, quemado cada año por millones de personas por el
uso y abuso del humo. El Papa también quiso confiar a un breve mensaje su
conocida convicción sobre el tema, que en 2018 se concretó en una decisión
tajante: la prohibición de la venta de cigarrillos a sus empleados porque, como
se explicó en ese momento, “la Santa Sede no puede contribuir a un ejercicio
que perjudica claramente la salud de las personas".
Francisco
expresó la misma idea en un mensaje en español dirigido a Monseñor Ariel
Edgardo Torrado Mosconi, obispo de Nueve de Julio, diócesis argentina ubicada
en la Provincia de Buenos Aires. El prelado fue uno de los promotores del
seminario internacional “La Iglesia católica frente a la cuestión de la
reducción de los daños del tabaco”, que se celebró el pasado 25 de mayo en la
Pontificia Universidad de la Santa Cruz y se organizó con el apoyo de la
Asociación Amici Pro Sanitate y bajo el patrocinio del Dicasterio
para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
“La cultura de
la vida, escribe el Papa en el mensaje, es un patrimonio que los cristianos
tenemos que compartir entre todos”. “Cada vida humana, única e irrepetible,
posee un valor inestimable”, subraya el Pontífice. Francisco también espera que
“la reflexión sobre esta problemática concreta pueda ayudar a que muchas
personas tomen conciencia de que la salud física es un don de Dios que el Señor
nos ha dado y que debemos cuidar con responsabilidad”.
“Los seres
humanos tienen una naturaleza digna”
A los asistentes
al seminario internacional se dirigió un mensaje del
Cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del
Desarrollo Humano Integral, en el que subrayó que “el tabaco, como las drogas y
el alcohol, constituye un reto para todos aquellos que están interesados en la
defensa de la vida y en la promoción de la dignidad humana y del desarrollo
humano integral”.
Czerny también
expresó que “los gobiernos o Estados deben garantizar que sus ciudadanos tengan
fácil acceso a la ayuda para dejar de fumar, como líneas telefónicas gratuitas,
servicios móviles y digitales para dejar de fumar, productos de sustitución de
la nicotina y otras herramientas probadas para ayudar a las personas a dejar de
fumar”. “Estas iniciativas ayudan a mejorar la salud, a salvar vidas, a
proteger el medioambiente de la contaminación de las colillas y a ahorrar
dinero. También es tiempo de que la industria del tabaco asuma la
responsabilidad por los millones de personas que mata cada año”, manifestó el
purpurado.
Vatican News