Recen por nosotros, pero también organicen ayuda humanitaria y médica ahora mismo. Contamos con su apoyo. Sabemos que están cerca de nosotros. Y sabemos que el Papa Francisco también lo está”.
| Las monjas contemplativas de Zytmoyr están en el sótano. Dominio publico |
Estas
monjas contemplativas abrieron este monasterio en Ucrania en 1988. Está en la
ciudad de Zytomir, a 150
kilómetros de la frontera con Bielorrusia, lugar por el que decenas de
miles de soldados rusos han entrado en Ucrania.
La
llegada de esta comunidad religiosa fue muy significativa en un país en el que
hasta hace muy poco el régimen comunista impedía la expresión pública de la fe.
En
total son 10 monjas las
monjas benedictinas que viven en el monasterio de la Inmaculada Concepción.
Otras siete están en el monasterio de Lviv, la ciudad más católica de Ucrania.
L´Osservatore Romano ha podido
ponerse en contacto con la Madre
Klara, la abadesa de la comunidad, y la hermana María Liudmyla. Ambas explican que se refugiaron en un
sótano del monasterio y están en oscuridad por miedo a las explosiones que se
estaban produciendo en la zona.
Pero
pese a las terribles condiciones en las que se encuentran siguen desarrollando
su principal misión. No
dejan de cantar, como harían cualquier día, el Oficio Divino.
“Abajo no estamos
solas, tenemos la preciosa compañía de Jesús. En caso de que necesitemos salir
urgentemente del monasterio, o haya incursiones desde el exterior, hemos traído
abajo con nosotros la píxide con Jesús Sacramentado”, afirma la hermana María.
"Hemos velado en oración"
La religiosa explica que fueron despertadas por “las primeras explosiones y el vuelo rasante de los aviones. Terribles ruidos que chocaban con nuestro canto de Laudes, que aún queríamos continuar. Afortunadamente, solo unas horas antes pudimos trasladar a nuestras hermanas enfermas a Lviv, que al estar más al oeste y a solo 70 km de la frontera con Polonia, es un poco menos riesgoso. Pero esta mañana nos avisaron que las sirenas también suenan allí. El resto de las hermanas han decidido quedarse aquí: esta es nuestra casa, no la abandonaremos.
Por otro lado, ahora también sería difícil y
peligroso moverse, las tropas rusas ya están en nuestra región. Estamos bien,
pero estamos muy cansadas: llevamos dos noches sin dormir, hemos velado en oración; teníamos
miedo de nuevos ataques con misiles, pero por suerte esta noche no tuvimos
ninguno”.
Por
otro lado, la comunidad no cree que estén siendo atacadas por el pueblo ruso. “Entre nuestras hermanas también
hay dos monjas rusas (una de Moscú y otra de Kaliningrado) y también
dos bielorrusas: sus padres y amigos están terriblemente angustiados por su
vida y por saber que los misiles y los ataques provienen desde Bielorrusia y
Rusia. Hay muchas familias que están divididas entre los dos lados del
conflicto”, asegura.
“Desde
ayer por la mañana, además de nosotros diez, han entrado en el monasterio dos familias de refugiados. En
el monasterio de Lviv, al estar cerca de la frontera polaca, hay muchos más
refugiados en tránsito. Nos dicen que hay largas colas en las fronteras”,
agrega.
Sor
María continúa su relato emocionado: “Estamos en contacto con Kiev y otras
ciudades, y allí también hay mucho sufrimiento y miedo. Se nos dice que los
ataques no solo se refieren a objetivos militares, sino también a edificios
civiles, importantes infraestructuras e incluso hospitales. No es, como quieren
que creamos, una cuestión que atañe a las zonas habitadas por las poblaciones
de habla rusa: están
invadiendo todo el país”.
Por su parte, la Madre Abadesa explica que "amigos y oblatos nos están ayudando, con las necesidades básicas. Tanto ayer como hoy vino un sacerdote a celebrar misa. Recen por nosotros, pero también organicen ayuda humanitaria y médica ahora mismo. Contamos con su apoyo. Sabemos que están cerca de nosotros. Y sabemos que el Papa Francisco también lo esta”.
J. L.
Fuente: ReL