¿No soy yo tu madre?
| Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
En esta semana
que antecede al nacimiento de Jesús, la Virgen María es la persona que los
Evangelios nos ponen delante, para que consideremos sus actitudes y sus
virtudes perfectas:
-¡Qué fe ante
el anuncio del ángel y después, en la espera del nacimiento de su Hijo!...
-¡Qué
obediencia para acoger la Palabra de Dios en su seno, sin hacer inútiles
indagaciones!…
Contemplándola,
me he remontado, en la oración, a la experiencia que yo misma tengo de su poder
de intercesión, porque Ella es santa y bienaventurada... Creo que ya os he
comentado alguna vez, un episodio que viví de su mano, cuando todavía era una
niña de ocho años:
Enfermé de
meningitis y la gravedad era tal, que ni los médicos ni mi familia esperaban o
confiaban en mi curación... Yo, mientras, entre estados de inconsciencia,
ataques, ceguera y unos dolores de cabeza insoportables, luchaba con la
enfermedad... Mejor diré que la Virgen María luchaba en mí y, a pesar de todo,
me sostenía la vida...
Mi madre debió
de oír acerca del agua milagrosa de Fátima que curaba al que la bebía con fe, y
se hizo con ella... En un momento de consciencia, me propuso beber este agua,
si quería curarme, y yo accedí. Por entonces todavía yo no conocía a la
Señora... Pero me fié de mi madre y acogí su confianza en la Virgen como si
fuera mía...
No sé qué se
obró en mi interior, pero, al poco tiempo, di un brinco en la cama y empecé,
saltando, a repetir con voz muy fuerte: “¡¡Estoy curada, estoy curada!!”... Mi
madre, asustada, me redujo de nuevo a la cama y me volvió a acostar... Ella no
entendía nada, porque mi estado era muy grave... Pero a partir de aquí, comencé
a mejorar, con la sorpresa de los médicos y de mi familia...
Este irrumpir
la Virgen María en mi vida, devolviéndome la salud, parece un episodio pequeño
y circunstancial, pero no es así: en el Cielo debió de haber un “diálogo
divino” en el que María pidió a Jesús su misericordia y amor, porque quería
derramarlos sobre está pequeña que Ella amaba tanto...
Veo que, la
Virgen María, es poderosa para curar cualquier enfermedad y dolencia, porque
todo lo que le pide a su Hijo, se lo concede, ¡y con creces!...
Y es que, el
Cuerpo de Jesús, está hecho de la sustancia de María, y al Padre le agradó
infinitamente que Ella fuera la Madre de su Hijo, el muy Amado…
Hoy el reto del
amor es decir a la Virgen, en un rato de oración y por la intercesión de Jesús,
que me cure aquello que necesita ser sanado. Todo lo haré con la confianza de
una niña de ocho años…
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
22 Diciembre
2021
Fuente:
Dominicas de Lerma