El Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla, explicó cuáles son los pecados contra el primer mandamiento de Dios y cómo se manifiestan en la actualidad
La Creación de Adán de Michelangelo. Crédito: Dominio Público / Wikimedia Commons |
A través de su
canal de YouTube “En ti
Confío”, Mons. Munilla reflexiona y explica de forma sencilla temas
contenidos en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. En esa
ocasión, el Prelado comentó el número
445 del Compendio del Catecismo, que lleva por título: “¿Qué es lo que
Dios prohíbe cuando manda: ‘No tendrás otro Dios fuera de mí’?”
“Se prohíbe: el
politeísmo y la idolatría, que diviniza a una criatura, el poder, el dinero,
incluso al demonio; la superstición, que es una desviación del culto debido al
Dios verdadero, y que se expresa también bajo las formas de adivinación, magia,
brujería y espiritismo; la irreligión, que se manifiesta en tentar a Dios con palabras
o hechos”, señala el Catecismo.
También “en el
sacrilegio, que profana a las personas y las cosas sagradas, sobre todo la
Eucaristía; en la simonía, que intenta comprar o vender realidades
espirituales; el ateísmo, que rechaza la existencia de Dios, apoyándose
frecuentemente en una falsa concepción de la autonomía humana; el agnosticismo,
según el cual, nada se puede saber sobre Dios, y que abarca el indiferentismo y
el ateísmo práctico”, agrega.
En el video,
Mons. Munilla explicó en qué consiste el politeísmo, la superstición, la
irreligión, el ateísmo y el agnosticismo y cómo se manifiestan en la
actualidad. Además, advirtió que todos ellos “expresan distintos pecados contra
el primer mandamiento”.
El Prelado se
refirió primero al politeísmo y la idolatría, que incluye al demonio, pues “a
veces existen los cultos satánicos”. Señaló que “el politeísmo tiene muchas
versiones”, pero que “en la versión tradicional, es la creencia en la
existencia de varios dioses”.
Sin embargo,
aclaró que por definición no puede haber varios dioses, “porque entonces no
serían Dios. Dios es único, porque es infinito y no puede haber dos infinitos.
Por lo tanto, el politeísmo es contrario al mismo concepto de Dios”.
Además, precisó
que en la actualidad “lo más común no es tanto afirmar la existencia de varios
dioses, por lo menos en nuestro contexto occidental, sino más bien, lo
frecuente entre nosotros es el divinizar e idolatrizar”, ya sea la política,
las ideologías, el dinero, el placer o el poder.
Explicó que se
les llama “dioses”, porque “en el fondo les estás entregando el corazón, y el
corazón solo se le puede entregar a Dios. En el fondo les estás idolatrizando.
Eres, en la práctica, un politeísta del siglo XXI”. “Yo creo que este es el
politeísmo de nuestro tiempo, construir falsos dioses, entregándoles nuestro
corazón”, subrayó.
Luego, recordó
que en el Evangelio se nos enseña que estos ídolos “son dioses de barro, hechos
por manos de hombres, son ídolos de oro y plata”, a los que “no tenemos que
entregarles el corazón”.
En relación a
la superstición, Mons. Munilla dijo “que es un signo de la falta de confianza
en Dios”. Dijo que “en lenguaje bíblico, cuando ‘se abandona a Dios’, nos
entregamos a la idolatría. Pero, en el lenguaje moderno, cuando se abandona a
Dios, fácilmente nos entregamos al ocultismo. En toda esa tendencia esotérica,
ocultista, hay una especie de idolatría en nuestro tiempo”.
Frente a ello,
recordó que “Dios es nuestro padre”, y llamó a que “confiemos en su
providencia. No tenemos que recurrir a adivinos, a brujos, a espiritistas, que
todos esos tipos de recursos están manifestando nuestra falta de confianza en
la providencia de Dios”.
“Dios es Padre,
Dios cuida de mí, estoy en sus manos. No tengo por qué estar pretendiendo saber
lo que no me corresponde: ‘¿Qué será? ¿Cómo sucederá?’. Estoy en sus manos.
Confío en Él”, subrayó.
En tercer
lugar, el Prelado dijo que está el pecado de la irreligión, expresada “como el
pretender tentar a Dios, retar a Dios, hacer un sacrilegio, no respetando lo
sagrado”, ni lo divino. Asimismo, se refirió a la “simonía'', que es una
herejía que la Iglesia rechaza, según la cual se pueden comprar y vender las
cosas espirituales. Hacer un negocio de los sacramentos de Dios”.
Sobre el pecado
de ateísmo, Mons. Munilla afirmó que “en el fondo es rechazar a Dios, porque se
le ve como un competidor […] de la autonomía humana”, o es afirmar que “‘Dios
soy yo’, que es una manera de no entender que la dignidad humana está fundada
precisamente en Dios”.
“Dios es
garante de la dignidad humana, y existe ese pecado de ateísmo, que es como una
especie de visión del hijo que compite con el padre, que parece que tiene que
acabar con el padre para que el hijo tenga una dignidad y es absurdo, es un
pecado de soberbia”, agregó.
Finalmente, explicó
“el pecado del agnosticismo”, que “no es tanto una especie de lucha contra Dios
o una negación de Dios, porque Dios esté impidiendo mi dignidad. No, el
agnosticismo se plantea en términos de indiferencia, de decir: ‘No se puede
saber nada sobre la trascendencia’”.
Ellos piensan
que como “el hombre no puede saber nada sobre la trascendencia. Entonces, no
hablemos de lo que no podemos saber y limitémonos a hablar de las cosas
prácticas de la vida. Es como una especie de ateísmo práctico”, explicó.
Sin embargo,
“Dios nos ha dado la capacidad de conocerlo, tenemos una razón; y además, Dios
se ha revelado para que lo podamos conocer y comprender con mayor profundidad”,
concluyó.
Por Cynthia
Pérez
Fuente: ACI
Prensa