El diálogo con quienes tienen ideas diferentes nunca ha sido fácil. Pero, ¿en qué mundo viviremos si ni siquiera los cristianos pueden hacer esto entre ellos?
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“La política no
se discute”. El dicho popular es sabio, las discusiones políticas provocan
divisiones y conflictos. Pero discutir y dialogar son cosas
diferentes. Si no intercambiamos ideas e información, adquirimos una
visión distorsionada de la realidad, distorsionada por quienes saben decir
lo que parece agradable a nuestros oídos. Por eso, el Papa Francisco
insiste tanto en el diálogo, que debe ser practicado no solo entre políticos,
directivos e intelectuales, sino entre todos, en todos los ámbitos de la vida.
En un momento
como el actual, plagado de polarizaciones e incertidumbres, este diálogo se
vuelve más difícil e incluso antipático, pero más necesario. Las encuestas
de opinión sobre diversas controversias apuntan a que, en promedio, en un grupo
de cuatro adultos, dos son moderados y abiertos al diálogo, mientras que dos se
encuentran en posiciones extremas, oponiéndose, no aceptando argumentos que los
contradigan. Pero incluso estos extremos pueden tener un diálogo
mínimo con los moderados si creamos un contexto de afecto e interés
mutuo. Además, los jóvenes son mucho más flexibles y necesitan diálogo e
información para no encerrarse en posiciones sectarias.
Espacios de
mayor libertad
Las familias,
las comunidades y los grupos de amigos no deben ser espacios donde se eviten
temas controvertidos, sino donde nos sintamos más libres para expresar nuestras
posiciones, confiados en la sinceridad y las buenas intenciones de los demás. Las
redes virtuales permiten este diálogo, pero, sin duda, necesitamos algo de
cuidado si realmente queremos dialogar:
1. COMPRENDE LAS
RAZONES DEL OTRO.
Estemos siempre
dispuestos a comprender las razones de los demás. Desde un mismo deseo por
el bien, podemos tomar caminos mentales muy diferentes, aunque la raíz sea la
misma. Siguiendo la hipótesis de este anhelo de algo bueno, podemos
encontrar un punto común para iniciar el diálogo.
2. BUSCA NO SOLO
ERRORES EN LOS ARGUMENTOS DEL OTRO.
Busquemos no
solo los errores, sino principalmente los aciertos que existen en los
argumentos del otro, y aceptemos cuando tenga razón, aunque sea
parcialmente. Cuando decimos “Ni siquiera puedo responder a estos
argumentos”, a menudo nos enfrentamos no a errores monumentales, sino a ideas
que no sabemos cómo refutar. Seguro que tenemos que estudiar más y
comprender mejor la situación.
3. NUNCA
MENOSPRECIES.
Incluso si
hemos llegado a la conclusión de que los argumentos del otro son estúpidos,
nunca lo despreciemos ni a él ni a las personas a las que sigue. Esta
posición conducirá al resentimiento mutuo y dificultará que tanto nosotros como
él reconozcamos el bien y el mal mutuos.
4. EVITA LAS
NOTICIAS FALSAS.
En las redes
sociales, evitemos difundir noticias falsas. Por lo general, una búsqueda
rápida utilizando la idea central con la palabra «falso» ya conduce a un sitio
web confiable especializado en verificar información. Enviemos solo
noticias que traen la fuente donde fueron publicadas. Los vehículos de comunicación
también cometen errores, pero tienen un nombre para mantenerse al día y
mecanismos de investigación interna que reducen el riesgo de información
inapropiada.
5. NO PROPAGUES
EL DISCURSO DE ODIO.
No difundamos
discursos de odio e ira. Ante los desastres actuales, los comunicadores
sociales han aprendido que cuanto más agresivos son, más seguidores
obtienen. Decimos “finalmente alguien que habla las cosas que pienso, con
la rabia que siento”. Pero esta práctica acaba por ofender a los demás y
nos impide hacer un análisis sereno y racional de los hechos.
6. INFÓRMATE.
En todos los
casos, siempre buscamos la mayor cantidad de información posible sobre la
situación. Incluso es útil consultar buenos sitios con posiciones
diferentes a las nuestras, para obtener datos que normalmente no recibiríamos.
7. NO SEAS
AGRESIVO.
Finalmente, es
importante no ser agresivo. Si un grupo en las redes sociales nos pidió no
enviar mensajes con temas políticos o controvertidos, si un amigo se niega a
continuar un diálogo o se vuelve agresivo, es mejor respetar el
contexto. El diálogo debe tener lugar entre quienes estén dispuestos a
hacerlo. Si se hace bien, llegará tarde o temprano incluso a aquellos que
están encerrados en sus posiciones, si tienen buenas intenciones.
El diálogo con
quienes tienen ideas diferentes nunca ha sido fácil. Pero, ¿en qué mundo
viviremos si ni siquiera los cristianos pueden hacer esto entre
ellos? Para cualquiera que esté mirando, parecería imposible que Jesús, un
pobre hebreo crucificado, pudiera cambiar la historia del mundo, pero el
cristianismo está ahí.
Poder dialogar
con las personas que amamos es infinitamente más fácil, basta con que nos
abandonemos a la gracia y no tratemos de obligar al otro a pensar como
nosotros, sino que de verdad busquemos – con amor – la verdad junto a él.
Francisco Borba Ribeiro Neto
Fuente: Aleteia