Con motivo de la Fiesta de Todos los Santos el P. Roger J. Landry, un sacerdote de la Diócesis de Fall River y capellán nacional de Catholic Voices USA, llamó a recordar el valor e importancia de los padrinos como guías hacia la santidad.
Dominio público |
El
sacerdote señaló que pese a que los padrinos deberían ser “santos de al lado”,
en algunas partes del mundo como en Sicilia (Italia), las diócesis han retirado
o pedido retirar la figura de los padrinos, pues ya no cumplen con su rol. Un
ejemplo es la Arquidiócesis de Catania, cuyo arzobispo prohibió los padrinos de
Bautizo y Confirmación por tres años.
El
P. Landry advirtió que en todo el mundo la mayoría de los padrinos ya no
cumplen el rol definido en el Catecismo, ni en el Derecho Canónico. En ese
sentido, animó a recordar que la función de los padrinos “es ayudar a sus ahijados
a convertirse en los santos que el Bautismo les llama a ser y guiarlos
fielmente en la peregrinación a la Jerusalén celestial”.
La
Iglesia enseña que los padrinos deben ser “creyentes firmes, capaces y
dispuestos a ayudar a los recién bautizados, niños o adultos, en el camino de
la vida cristiana”; tener “una vida de fe acorde con la función a asumir” y así
ayudar al ahijado “a llevar una vida cristiana acorde con el Bautismo y cumplir
fielmente las obligaciones que le son inherentes”, dijo.
En
la Iglesia primitiva, en especial en la era de las persecuciones, los padrinos
“eran cristianos devotos que daban fe de la fe de los adultos que se
presentaban ante el obispo para el Bautismo, y asumían la responsabilidad de
acompañarlos en su preparación y vida después del Bautismo”. En el Bautismo de
niños, los padrinos rechazaban a Satanás, hacían la profesión de fe en nombre
de sus ahijados y asumían la responsabilidad de “co-padres” de hacer crecer a
los niños en la fe.
Hoy
un padrino o madrina debe ser católico, tener al menos 16 años, no debe ser la
madre o el padre del niño, debe haber recibido el Bautismo, Confesión,
Confirmación y Eucaristía, y además, vivir por la fe y no estar excomulgado, ni
bajo otras penas canónicas.
Se
requiere un padrino o madrina “en la medida de lo posible”, de ahí la
posibilidad de suspenderlos, y pueden ser dos para el Bautismo, pero deben ser
de sexos diferentes. La responsabilidad de criar a los hijos en caso de que una
tragedia afecte a ambos padres “nunca ha sido legalmente” rol de los padrinos,
pero los padres pueden estipularlo en su testamento.
Debido
a que los padrinos no reciben un título honorífico, sino un cargo eclesiástico
con responsabilidades importantes, los sacerdotes tienen el deber de verificar
que estén calificados. Para el P. Landry, algo muy frustrante para el
ministerio de un sacerdote “es tener que lidiar con personas manifiestamente no
aptas e impenitentes candidatos para el cargo”.
Pese
a ello, los candidatos acuden a los sacerdotes buscando certificados que los
hagan aptos para ser padrinos. Ante ello, los presbíteros aprovechan la ocasión
para invitarlos a la conversión, “regularizar sus situaciones y desarrollar los
hábitos esperados de todo buen católico, para que, lo antes posible, sea digno
de recibir un certificado y cumplir la labor de padrino”.
El
P. Landry lamentó que muchos rechazan y “se indignan de que un sacerdote no
mienta y les dé el equivalente a una carta de recomendación que acredite que la
persona es un católico practicante, ejemplar y plenamente iniciado […] se
sienten juzgados y considerados deficientes”. Otros buscan certificaciones
falsas y ello “sólo causa mayor confusión y priva al niño de un tutor valioso
en su camino de fe”.
Sin
embargo, también dijo que hay muchas situaciones donde los padres buscan que
los padrinos de sus hijos sean “católicos fervorosos y de buena reputación”,
que piden “humildemente consejos sobre cómo cumplir bien con sus deberes”.
Pensando en ellos, El P. Landry ofreció estos consejos prácticos para ser un
buen padrino:
1.
Recordó que lo obvio es que los padrinos vivan la fe con integridad, recen por
sus ahijados todos los días y permanezcan involucrados en sus vidas.
2.
Llamó a tomar una foto del Bautismo, enmarcarla y “tratar de que esté en la
habitación de su ahijado, para que el niño pueda recordar más fácil el día más
importante de su vida”.
3.
Dijo que si tienen pensado dar un regalo anual a su ahijado, “no lo hagan en
Navidad o en el cumpleaños del niño, sino en el aniversario del Bautismo, para
que a medida que el niño crezca, pueda recordar y esperar esa fecha”.
4.
Animó a “celebrar ese aniversario de una manera especial”. Sugirió llevar al
niño a tomar un helado o una comida, ver juntos el video del Bautismo, encender
la vela bautismal y rezar junto al ahijado y bendecirse con agua bendita.
5.
Llamó a “acompañar al niño de cerca cuando llegue a la adolescencia y la
universidad”. Explicó que en esa etapa, ellos pueden “verse tentados a
rebelarse contra los padres” o seguir el camino de la mayoría, como no ir a
Misa, o no vivir según la fe católica y la moral. “En una coyuntura tan crítica
de la vida, una persona joven necesita esa orientación y más los jóvenes de 16
años”, dijo.
Finalmente,
el P. Landry recordó que “Jesús afirma que los más grandes en su reino son
aquellos que viven según sus mandamientos y enseñan a otros a hacer lo mismo” y
aseguró que “los padrinos tienen la oportunidad de llegar a ser verdaderamente
grandes de esta manera”.
Recemos
“para que Dios recompense a nuestros padrinos vivos o fallecidos; para renovar
nuestro compromiso a la santificación de nuestros propios ahijados, dondequiera
que se encuentren en su camino; y para pedir al Señor que se apresure a renovar
el entendimiento y la fiel práctica de este importante oficio en la Iglesia”,
concluyó.
POR CYNTHIA PÉREZ
Fuente: ACI