El encuentro de este viernes en la Casa Santa Marta entre Francisco y un grupo de personas que han vivido la experiencia de la cárcel
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El Pontífice
espera que su renacimiento sea "contagioso" y también
"liberador" y, sobre todo, que ayude a otras personas a recorrer el
mismo camino. El capellán P. Benito Giorgetta: ha escuchado y compartido su
vida difícil.
Un Papa que
escucha, acompaña con una sonrisa y con las palabras, anima a creer en la
misericordia de Dios, en la ayuda de los demás, a no condenarse por los errores
cometidos. Esta es la experiencia vivida ayer en la Casa Santa Marta por un
grupo de detenidos y ex detenidos que cumplen o han cumplido sus condenas en
las instalaciones de la Comunidad Don Benzi en Vasto, en la provincia de
Chieti, y en Termoli, cerca de Campobasso.
Francisco elige
escuchar sus voces y les agradece los testimonios ofrecidos, que a menudo duros
y agotadores. Recuerda, en un vídeo dirigido a los reclusos que no están
presentes, que es importante caminar solo o bien pidiendo la mano de alguien,
llamar a la puerta aunque se esté perdido y no se sepa a dónde ir. "Es el
Señor quien te da la oportunidad", afirma, "y te hace dar un
paso".
El camino a
seguir
"Lo
importante en la vida es caminar", subraya el Papa, "estar en
camino". Hay quienes no ven la dirección ni siquiera el camino, hay
"gente aparcada" a la que hay que ayudar, con un "corazón
aparcado" en el que no entra la inquietud que te hace moverte. "Nos
movemos pero como en un laberinto, no encontramos la puerta de salida, el
camino y ahí vamos, dando vueltas y vueltas dentro de las cosas sin
salir".
Todos nos
equivocamos en la vida, continúa Francisco, "pero lo importante es
permanecer equivocados". Cita una canción de los Alpinos, que invita a no
quedarse en el suelo una vez que hemos caído. Volver a levantarse también
gracias a los que te ayudan a levantarte, sin mirar jamás desde arriba hacia
abajo a quien han caído, porque "es indigno". "Muchas veces en
la vida encontramos una mano que nos ayuda a levantarnos: nosotros también
debemos hacerlo con los demás: con la experiencia que tenemos, hacerlo con los
demás".
Experiencia contagiosa
Antes de
despedirse, invita a hacer fructificar lo vivido para generar el verdadero
bien:
Espero que su
experiencia sea fructífera, que sea como la semilla, que se siembra y luego
crece, crece... Que sea como una buena enfermedad: se contagia. Una experiencia
contagiosa. Y que sea liberadora, que abra las puertas a tantas personas que
necesitan vivir la experiencia que ustedes han vivido.
Un encuentro
nacido en el corazón del Papa
Acompañando al
grupo se encontraba Don Benito Giorgetta, párroco de la iglesia de San Timoteo
en Termoli, que relata la emoción de los presentes en Santa Marta, la firma del
diario de Sandra Sabattini en la víspera de su beatificación:
¿Cómo nació
este encuentro?
Nace del
corazón del Papa porque sabemos que es muy atento y cercano a las debilidades y
flaquezas de las personas, especialmente de los detenidos. No olvidemos que un
Jueves Santo, en Roma, el Papa fue a Casal del Marmo, una cárcel de menores,
para lavarles los pies. Por eso, conociendo la preocupación del Papa,
habiéndome reunido con él en varias ocasiones, me atreví a preguntarle si podía
recibirnos y ayer este sueño finalmente se hizo realidad.
¿Qué les dijo
el Papa que fuera especialmente significativo?
Más que decir,
el Papa escuchó, acogió, guardó, fijó su mirada en cada uno de ellos. Después
de mi breve presentación, los presentes hablaron de sus vidas, contaron sobre
sí mismos. El Papa con mucha atención estaba admirado por lo que escuchaba.
Escuchaba lo que se relataba con sacrificio y con sufrimiento, se identificaba
empáticamente con el corazón y la vida de estas personas. Sólo al final dio un
mensaje para que lo vieran también los demás prisioneros. Ha escuchado más que
hablar, y cuando habló, pintó, con pinceladas únicas, verdaderas y profundas,
con matices densos. Dió atención, preocupación, interés y aliento.
¿Hay
experiencias de renacimiento después de la cárcel entre las personas que
estuvieron presentes?
Sin duda. Había
dos personas que, habiendo sido presos, son ahora responsables de dos hogares que
acogen a detenidos y ex detenidos. Esto dice mucho sobre cómo se puede resurgir
de las cenizas, cómo se puede resurgir de la muerte y dar testimonio del amor
de Dios que actúa en las debilidades. Uno de ellos, en concreto, me dijo que le
daba vergüenza contar su historia y el Papa le animó con su mirada, con una
sonrisa, diciéndole que no debía avergonzarse porque de las cosas relatadas
emergía la esperanza y por eso "bendita sea también la vergüenza".
¿Qué le dijeron
las personas que le acompañaron a Santa Marta? Saliendo de la casa del Papa,
¿qué vió cambiar en sus ojos?
Realmente
vivimos momentos muy intensos, como la espera en la cual parecíamos todos
escolares que esperan el ingreso de la maestra. Cada vez que se abría la
puerta todos nos quedábamos mirando. A su llegada, el Papa nos tranquilizó y
luego la emoción, las lágrimas para algunos. Haber estado al lado del Papa para
hacerse una foto o recibir un rosario directamente de sus manos fue una emoción
realmente intensa porque los muchachos se sintieron cerca, dijeron, del hombre
más importante del mundo.
Benedetta
Capelli - Ciudad del Vaticano
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