El Arzobispo de Catania tomó esta decisión después de consultar con los miembros del consejo presbiteral, la mayoría de cuyos integrantes se expresó a favor.
Imagen de archivo de un bautizo. Foto: Vatican Media |
Esta llamativa decisión se justifica en el decreto archidiocesano
en las consecuencias del proceso de secularización que ha llevado a despojar,
en la práctica, el sentido religioso de la figura de los padrinos.
En ese sentido, se lamenta que el nombramiento de padrinos se haya
convertido en “una costumbre social en la que la dimensión de la fe apenas es
visible”.
Esta situación incluso ha sido aprovechada por organizaciones
mafiosas para servirse de los bautismos para extender sus redes de influencia
por medio de los padrinos.
Catania, situada en las faldas del volcán Monte Etna, es la
segunda ciudad más grande de la isla italiana de Sicilia.
El Arzobispo señaló que en el actual “contexto socio-eclesial” de
Catania, en particular, con “la situación familiar irregular de muchas
personas”, con frecuencia se selecciona como padrinos de bautismo o
confirmación a familias que no cumplen con las exigencias canónicas necesarias
para su función.
“Durante siglos”, recuerda Mons. Gristina en el decreto, “la
tradición de la Iglesia estableció que padrinos y madrinas acompañen a la
persona recién bautizada o confirmada para ayudarle en su viaje de fe”.
Señaló que lo importante es que los padrinos cumplan su “verdadera
función eclesial” y no la presencia de unos padrinos concretos.
Según el Libro IV del Código de Derecho Canónico de la Iglesia
Católico, la función de los padrinos es “asistir en su iniciación cristiana al
adulto que se bautiza, y, juntamente con los padres, presentar al niño que va a
recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente
con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo”.
Además, el padrino debe ser católico, estar confirmado, haber
recibido el sacramento de la Eucaristía y llevar “una vida congruente con la fe
y con la misión que va a asumir”.
En el Código de Derecho Canónico no se estipula la obligación de
que haya padrinos en el sacramento. Únicamente se señala que “en la medida de
lo posible, a quien va a recibir el bautismo se le ha de dar un padrino”.
El Arzobispo de Catania tomó esta decisión después de consultar
con los miembros del consejo presbiterial, la mayoría de cuyos integrantes se
expresó a favor.
En una entrevista a la revista italiana Famiglia Cristiana, el
vicario general de la Archidiócesis de Catania, Mons. Salvatore Genchi, expresó
su confianza en que esta suspensión de tres años sirva para que los católicos
adquieran una mejor comprensión de las expectativas que la Iglesia tiene
puestas en los padrinos.
“Confiamos en que las cosas cambien y que aquellos que van a ser
padrinos o madrinas lo hagan porque entienden que van a ser testigos en un
camino de fe”, señaló Mons. Genchi.
Según un reciente artículo del New York Times, publicado el pasado
16 de octubre, redes mafiosas se servían del nombramiento de padrinos para
afianzar vínculos entre miembros de organizaciones criminales.
Incluso los fiscales italianos se servían de los bautismos como
indicativo para trazar la influencia de los jefes de la mafia.
En dicho artículo se cita a un sacerdote de Catania que reconocía
que se habían dado casos de “amenazas contra el párroco” para que aceptara el
nombramiento como padrinos de “determinadas personas espiritualmente
cuestionables”.
Ante la magnitud del problema, la Santa Sede creó a principios de
2021 un grupo de trabajo formado por ocho miembros para buscar formas de
apartar a organizaciones mafiosas que han parasitado tradiciones católicas para
sus fines criminales.
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL
Fuente: ACI Prensa