Desafío olímpico
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| Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace tiempo,
nos regalaron unas bolsas para guardar la ropa. Ayer ordené mi armario, ¡y
decidí estrenarlas!
Son unas bolsas
de plástico, con un cierre zip con cremallera… y una especie de tapón en el
centro. En la caja venía un “hinchador” que, enroscándolo en el tapón, permite
sacar el aire ¡¡y guardar la ropa “al vacío”!! (y abulta menos, claro).
Fui metiendo la
ropa hasta la línea exacta donde indicaba el máximo.
Cerré la
cremallera. Puse el “hinchador”… ¡¡y a darle duro!!
Manivela para
arriba, manivela para abajo… una vez… y otra… y otra…
Sentía que
sacaba aire, ¡pero la bolsa no cambiaba en absoluto! Sin dejar de bombear,
dejándome ya hasta los hígados en el esfuerzo, releí las instrucciones de la
caja: “Puede conseguir un adaptador para sacar el aire con su aspirador….”.
-¡¡Ay, Señor!!
¡¡Que me muero!! -gimoteé- ¿Tan difícil va a ser?
Y, justo
entonces… lo vi.
La supuesta
cremallera no era tal. Era simplemente una pinza para ayudarte a hacer fuerza…
pero, si solo la movías de un lado a otro (como había hecho yo), ¡¡la bolsa se
quedaba abierta!! ¡Así era imposible que se hiciese vacío!
Claro, en
cuanto cerré la bolsa, el asunto fluyó como la seda…
Justo entonces
me vino a la mente lo que dice Jesús: “Sin mí no podéis hacer nada”. No dice
que podamos hacer “poco”… ¡¡dice “nada”!!
En efecto,
podemos correr de un lado para otro, con toda nuestra buena voluntad, a la caza
de la felicidad, realizando mil cosas, consiguiendo todos nuestros objetivos… y
sentir al mismo tiempo que en nuestro corazón no ha cambiado nada.
Jesucristo es
el único que puede cambiar tu corazón. Él conoce de sobra ese cierre que tienes
abierto: el deseo de ser amado, como eres, sin condiciones y para siempre. Su
amor por ti es precisamente así. Hasta el punto de morir por ti. Por eso su
amor es el único que cierra esa rendija por la que se escapa tu aire.
Cuando estás
lleno de Su amor, ¡¡se cierran todas tus grietas!! Y, entonces sí, ¡empieza a
cambiar tu bolsa! Porque cada bombeo, cada detalle de tu día, por pequeño que
sea, ¡no se te escapa! Más aún, ¡lo disfrutas!
Hoy el reto del
amor es vivir tu jornada de la mano de Cristo. Muchas veces vamos como Marta,
corriendo para llegar a todo… pero hoy te invito a que empieces por “la mejor
parte”, como María: siéntate un rato a los pies de Cristo, ¡déjale decirte que
te ama! Llénate de su amor, ¡y disfruta! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma
