En la decisión está el acierto
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer me
encontré con una monja en el claustro. La vi con un cuaderno y un bolígrafo,
estaba pensativa, y me acerqué a ella. Le pregunté: “¿Qué te pasa?” y me
contestó: “Quiero escribir una carta a una persona… pero no sé si hacerlo o no
hacerlo”.
Me daba los
motivos para hacerlo, y me parecían bien. Pero, al minuto, me daba los motivos
para no hacerlo, y también me parecían bien. Ella luchaba entre hacerlo o no
hacerlo. Al rato, le dije que rezaría para que se decidiera y me marché.
Me fui
meditando sobre la indecisión. Por la tarde, en la oración, cogí la Biblia y me
puse a leer varios pasajes donde Jesús habla a sus discípulos. Me di cuenta de
que Jesús no es para nada indeciso. Les dice las cosas con claridad: o sí o no.
Otras veces lo explica con parábolas, pero para nada hay indecisión en Sus
palabras.
Y es que muchas
veces buscamos lo perfecto, no equivocarnos, y esto es muy difícil. A veces,
pensamos que es mejor no decidir y así no nos equivocamos, pero, en realidad,
lo que nos pasa es que nos quedamos sin nada.
¿Cuántas veces
te ha pasado que has perdido el tren por no decidirte y después te arrepientes?
No te decides a hablar con esa persona y compartirle lo que sientes porque
tienes miedo a ser rechazado. O no te decides a hacer ese viaje porque crees
que te vas a aburrir y no merecerá la pena. O no te decides a pedir aquello que
te gustaría porque piensas que vas a hacer el ridículo… Y, al final, la
indecisión te deja vacío, porque te ves con las manos vacías y probablemente
otro te ha pasado delante.
Jesús nos
invita a decidirnos, a no tener miedo a equivocarnos, a no tener miedo al
rechazo ni a hacer el ridículo… a tantas cosas que nos impiden volar. Nos
dejamos atar a cosas que no merecen la pena.
El Señor te
habla en el corazón y tú tienes que seguir lo que Él te pone en el corazón.
Allí, en el fondo de ti, es donde el Señor habita. Sin embargo, para tomar una
decisión, uno tiene que confiar y Jesús te da la mano para que camines con Él.
Cuando una decisión la tomamos con el Señor, todo es distinto. No esperamos que
el resultado sea bueno o malo, sino que disfrutamos con lo que hacemos, porque
no miramos lo perfecto sino el amor.
Hoy el reto del
amor es tomar una decisión en algo que llevas mucho tiempo dándole vueltas.
Pregúntale al Señor y decide. Verás cómo tu corazón descansa.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!