Palabras de Juan Pablo II y las de los dos Pontífices que rezaron en la Zona Cero de Nueva York
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Nueva york veinte años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre |
Recordamos las palabras de Juan Pablo II, al día
siguiente de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, ante una
Plaza de San Pedro sumida en el silencio y el desconcierto. Y las de los dos
Pontífices que rezaron en la Zona Cero de Nueva York: Benedicto XVI, el 20 de
abril de 2008 y el Papa Francisco, el 25 de septiembre de 2015. Todos ellos con
la misma invocación al Dios del amor, de la paz y de la misericordia
“No puedo
iniciar esta audiencia sin expresar profundo dolor por los ataques terroristas
que en el día de ayer ensangrentaron a Estados Unidos, causando miles de
víctimas y numerosísimos heridos. Al presidente de Estados Unidos y a todos los
ciudadanos americanos les manifiesto mi más sentido pésame”.
San Juan Pablo II
Con estas palabras Juan Pablo II comenzaba la
audiencia general del miércoles 12 de septiembre de 2001,
en un clima sombrío ante el estupor del mundo. El Papa de entonces,
profundamente apenado, decía:
“Ante acontecimientos de un horror tan incalificable
no podemos menos de quedar profundamente turbados. Me uno a cuantos en estas
horas han expresado su indignada condena, reafirmando con vigor que los caminos
de la violencia nunca llevan a verdaderas soluciones de los problemas de la
humanidad”
Antes de preguntarse: “¿Cómo pueden verificarse
episodios de una crueldad tan salvaje?”. Y de afirmar que “el corazón del
hombre es un abismo del que brotan a veces planes de inaudita atrocidad,
capaces de destruir en unos instantes la vida serena y laboriosa de un pueblo”;
aunque “la fe sale a nuestro encuentro en estos momentos en los que todo
comentario parece inadecuado”, el Santo Padre relataba:
“Ayer fue un día tenebroso en la historia de la
humanidad, una terrible afrenta contra la dignidad del hombre. Desde que recibí
la noticia, seguí con intensa participación el desarrollo de la situación,
elevando al Señor mi apremiante oración”
Tras recordar a los fieles y peregrinos reunidos en
silencio en la Plaza de San Pedro, a todo el mundo que lo escuchaba a través de
los medios de comunicación, que “La palabra de Cristo es la única que puede dar
una respuesta a los interrogantes que se agitan en nuestro espíritu”, Juan
Pablo II se dirigía con gran afecto “al amado pueblo de Estados Unidos en esta
hora de angustia y desconcierto, en la que se pone a dura prueba el valor de
tantos hombres y mujeres de buena voluntad”. Y abrazaba de manera especial “a los
familiares de los muertos y de los heridos”, asegurando su cercanía espiritual
y encomendando a la misericordia del Altísimo a las víctimas inermes de esta
tragedia, por las cuales he celebrado esta mañana la santa misa, implorando
para ellas el descanso eterno”. Después de invitar a todos los presentes unirse
a su oración de pastor de toda la Iglesia, el Papa polaco concluía:
“Pidamos al Señor que no prevalezca la espiral del
odio y de la violencia. La Virgen santísima, Madre de misericordia, suscite en
el corazón de todos pensamientos de sensatez y propósitos de paz”
Benedicto XVI
El domingo 20 de abril de 2008,
el Papa Benedicto XVI se encontraba en el Ground Zero, la Zona Cero
de Nueva York, donde elevaba una sentida plegaria a Dios por lo sucedido pocos
años atrás. E imploraba:
“Dios de comprensión, abrumados por la magnitud de
esta tragedia, buscamos tu luz y tu guía cuando nos enfrentamos con hechos tan
terribles como éste. Haz que aquellos cuyas vidas fueron salvadas vivan de
manera que las vidas perdidas aquí no lo hayan sido en vano. Confórtanos y
consuélanos, fortalécenos en la esperanza, y danos la sabiduría y el coraje
para trabajar incansablemente por un mundo en el que la verdadera paz y el amor
reinen entre las naciones y en los corazones de todos”
Francisco
También el Papa Francisco, utilizando los mismos
conceptos de Benedicto XVI, el viernes 25 de septiembre de 2015,
se encontraba en el Memorial del Ground Zero, la Zona Cero en
Nueva York, desde donde elevaba su oración “a Dios de amor, compasión y
salvación” para pedirle que mirara a la gente de diferentes creencias y
tradiciones, reunidos ese día en aquel lugar, “escenario de violencia y dolor
increíbles”.
“Te pedimos que por tu bondad concedas la luz y la paz
eternas a todos los que murieron aquí, a los que heroicamente acudieron los
primeros, nuestros bomberos, policías, servicios de emergencia y las
autoridades del puerto, y a todos los hombres y mujeres inocentes que fueron
víctimas de esta tragedia simplemente porque vinieron aquí para cumplir con su
deber el 11 de septiembre de 2001”
El Santo Padre manifestaba asimismo que también tenía
presentes “a cuantos murieron, resultaron heridos o sufrieron pérdidas ese
mismo día en el Pentágono y en Shanskville, Pennsylvania”. Y pedía en su
oración:
“Dios de la paz, concede tu paz a nuestro violento
mundo: paz en los corazones de todos los hombres y mujeres y paz entre las
naciones de la tierra. Lleva por tu senda del amor a aquellos cuyas mentes y corazones
están nublados por el odio”
Vatican News