Acaba de presentar un plan con el objetivo de integrar a estas personas en la sociedad y en la Iglesia y generar una cultura de la hospitalidad
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Foto: Maya Balanya |
Un proyecto que
prevé acciones, entre este año y 2023, en tres direcciones: con las personas
migrantes –trabajar su integración e incorporación a la Iglesia y la sociedad–,
con la comunidad diocesana –para que crezca la cultura de la hospitalidad– y
con la sociedad en general –para aportar la visión de la Iglesia y fomentar la
acogida–.
A nivel social se propone, en
concreto, denunciar la vulneración de los derechos de este colectivo, reforzar
la cohesión social entre nacionales y extranjeros, «trabajar el problema de los
prejuicios en los municipios, barrios y parroquias», así como presentar las
potencialidades de esta población.
«Quiero expresar mi deseo y mi
esperanza de que nuestras parroquias y comunidades sean verdaderos hogares que
acogen a todos, que los que se acerquen a nosotros encuentren a Cristo que los
abraza y los cuida. Alegra ir a nuestras parroquias y comprobar que son
verdaderamente católicas, lugares abiertos donde los que han venido de fuera se
sienten en casa», afirma García Beltrán en una carta de presentación.
El plan parte de un análisis de la
realidad que muestra que en el territorio de la diócesis viven unos 200.000
migrantes, esto es, un 13, 28 % de la población empadronada. Un colectivo que,
además, vive en condiciones más difíciles que el resto de la población. Tienen
mayores dificultades para encontrar empleo y cuando lo hace es precario, no les
es fácil encontrar una vivienda que se ajuste a sus necesidades y han sufrido
de manera más intensa la crisis de la COVID-19. Muchos, además, se están en
situación administrativa irregular.
Por eso, desde la diócesis del sur
de la Comunidad de Madrid se busca reforzar los procesos de inclusión de los
migrantes y el acompañamiento –a todos los niveles, también espiritual–, que se
va a hacer de manera individualizada. De manera concreta, se va a poner en
marcha un programa de vivienda para estas personas.
Implicar a los migrantes en la pastoral
A nivel pastoral, recoge la
necesidad de implicar de forma activa a las personas migrantes en la animación
pastoral y espiritual de las parroquias y comunidades. Sobre estas últimas,
también prevé acciones este nuevo proyecto: formación sobre cuestiones
relacionadas con las migraciones y la convivencia intercultural, encuentros con
población extranjera, celebraciones interreligiosas…
Según Fernando Redondo, delegado de
Migraciones de la diócesis de Getafe, este plan «está concebido para ser
implementado, no solo por el equipo de la delegación, sino por toda la
comunidad diocesana que se manifiesta en las diferentes parroquias,
comunidades, delegaciones y organismos; porque la realidad migratoria es
transversal».
«Esta realidad económica,
sociopolítica y cultural es también un reto para la evangelización y para la
pastoral de la Iglesia presente en cada una de las Iglesias particulares. Los
migrantes son una verdadera llamada del Señor a nuestra conciencia y a nuestra
pastoral», completa García Beltrán.
Fran Otero
Fuente:
Alfa y Omega