Congregaciones religiosas y diócesis llevan años con programas que ahora propone el Gobierno. Es el caso de la Primera Experiencia Profesional de los salesianos
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Foto: Centro Formativo Otxarcoaga |
El Gobierno anunció hace una semana una lluvia de
millones –más de 3.200– para hacer frente al desempleo juvenil, que en
Europa lidera nuestro país. Se trata de un programa, que con el título de Garantía
Juvenil Plus, ofrecerá a los jóvenes formación y orientación personalizadas
pensadas en el empleo, o proyectos de primera experiencia laboral y
reincorporación.
Todos estos ingredientes, imprescindibles según el Ejecutivo para
superar una de las cuentas pendientes de España, están en las propuestas
formativas y de promoción laboral de numerosas entidades de Iglesia, que tienen
en los jóvenes y en su futuro su punto de mira. Es el caso de la Federación de
Plataformas Sociales Pinardi, de los salesianos, que lleva años con el programa
Primera Experiencia Laboral (PEP) en colaboración con todo tipo de empresas,
que se ha convertido en «un caso de éxito» para la empleabilidad de jóvenes en
situaciones complicadas.
Como la de Walia (nombre ficticio), un español de 23 años, con la
Educación Secundaria Obligatoria completada, al que nadie contrataba y que
llegó a perder la confianza, recuperada en el programa. O como Ramiro, que tuvo
que dejar el Bachillerato para emplearse como reponedor y ayudar a su madre, y
que tras hacer la PEP en una empresa sigue trabajando y busca formarse
más. En total, en los seis años que lleva esta iniciativa en marcha, han
participado 600 jóvenes, con un nivel de inserción laboral superior al 60 %.
El denominador común es la transformación vital. El PEP, explica
Javier Doval, coordinador general de Pinardi, es «un potente método para
reiniciar las esperanzas de los jóvenes», es decir, «su recuperación integral».
Y, por tanto, su influencia también se extiende a las dimensiones afectivas y
de sentido.
¿Cómo se consigue esto? A través de seis fases. Superada la
primera, que tiene que ver con el asesoramiento, llega la de fortalecimiento
fundamental, que consiste en la mejora de aptitudes y habilidades básicas para
el trabajo, o el autoconocimiento. Luego se les proporcionan los conocimientos
profesionales necesarios para insertarse en una empresa. Realizado el trabajo
preparatorio –a cargo de Pinardi– comienza la trayectoria en la empresa con una
entrevista, la formación inicial y el trabajo. Una de las claves es el
acompañamiento, que en el caso de este programa es triple: el mentor, persona
de la empresa con alta responsabilidad; el jefe, su supervisor directo, y el
educador, vinculado a Pinardi, que interviene en los aspectos más profundos de
la persona.
En la diócesis de Bilbao también son especialistas en rescatar
jóvenes para el empleo a través del Centro
Formativo Otxarkoaga. Entre sus más de 1.500 alumnos hay todo tipo de
situaciones: fracaso escolar, medidas judiciales, exmenas, consumidores de
estupefacientes…, y trabajan con ellos a través de itinerarios personalizados
de formación reglada (Formación Profesional) o no reglada (talleres
ocupacionales). Lo hacen con éxito, pues la tasa de empleabilidad es alta –hay
demanda y ellos exploran el mercado para adaptarse– y han recibido varios
premios en innovación y valores.
Su trabajo se fundamenta sobre varios pilares. Uno de ellos es el
conocimiento y el acompañamiento de sus alumnos. Como dice su director, Juan
Antonio Arrieta, «la orientación es muy importante, porque los chicos no saben
lo que quieren» y «vienen de situaciones de fracaso en la escuela, donde nunca
se han ocupado de ellos». El otro es el trato con las empresas. De hecho,
Arrieta asegura que la escuela tiene que estar «en mitad de un montón de
empresas», como así lo hace con visitas y acuerdos.
Otra de las peculiaridades de este centro es, además, su apuesta
por la Formación Profesional Adaptada –para alumnos con algún desfase a nivel
educativo– o un programa para personas con discapacidad intelectual, a las que
se prepara para un empleo protegido o con apoyos.
Fran Otero
Fuente: Alfa y Omega