¿Dónde están las llaves?
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Desde hace unos
días, hemos perdido la llave del “taller de San José”, que es como llamamos a
la sala donde cada una guardamos todos los utensilios, herramientas y máquinas
de la huerta, entre otras cosas.
Al estar
situada en medio de la huerta, la mantenemos cerrada con una llave pequeñita a
la que todas teníamos acceso. Pero esto fue el viernes, y aún no la
encontramos. Lo bueno de la clausura es que sabemos que de aquí no ha salido,
por lo que, antes o después, aparece.
A lo largo de
estos días me he dado cuenta de lo que supone tener la puerta cerrada: bajaba a
la huerta a trabajar y no podía coger los guantes, quería cortar una flor, pero
lo teníamos que hacer sin tijeras porque no las podíamos coger, y no te digo
nada de las hermanas que tienen guardadas otras cosas más importantes…
Qué fiel
reflejo de lo que sucede cuando cerramos nuestro corazón y pretendemos perder
la llave. Un corazón cerrado se vuelve inaccesible, no da lugar al encuentro,
ni le llega nada… Cuando nos ponemos así, sin darnos cuenta hasta llegamos a
perder los sentimientos, pretendiendo que nada ni nadie nos haga daño. Sin
embargo, siempre pienso que a veces es mejor pasarse de abierto, que ya el
Señor se ocupa de protegernos, que pasarse de cerrado.
Pero lo genial
de nuestro corazón es que pasa como con la clausura, y es que la llave en
realidad no se pierde, sino que está por ahí, es cuestión de buscarla. Es
cuestión de querer abrir la puerta. Cuántas veces se representa a Jesús tocando
a nuestra puerta, y es que es Él quien llama y espera a que le invitemos a
entrar y a vivir el día con Él y desde Él, y para que la dejemos siempre
abierta, para recibir a todos, así como para salir nosotros hacia los demás.
Hoy el reto del
amor es preguntarte cuál es el candado que te hace cerrarte. Porque al conocer
el candado, el Señor te irá iluminando cuál es la llave para abrir tu puerta de
par en par. Y después, vive el día desde la confianza, que si Él está dentro,
contigo, nada has de temer, Él te protegerá.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma