Un apoyo inesperado
Estoy metida de
lleno en la elaboración del Trabajo Final de mis estudios. Y, claro, como en
todo trabajo de este estilo, se necesita bibliografía... mucha bibliografía.
Pura estrategia: ya sabes, “si copias a uno, es plagio; si copias a muchos, es
investigación”...
La cuestión es
que, con tanto libro, hubo un momento en que ya no me quedaba sitio ni para el
cuaderno en el que iba tomando notas. Y admito que mi mesa me resultó
agobiante. Necesitaba una solución.
¿Extender los
libros por el suelo? Er... no. ¿Llenar la celda de sillas y taburetes? No,
tampoco...
Y entonces, ¡la
vi! Junto al armario, tengo una escalera plegable, de anchos peldaños, para
alcanzar las zonas altas: ¡¡era simplemente perfecta!!
Ahora junto al
escritorio, tengo esta “estantería improvisada”, con todos los libros a mano,
¡y comodidad en mi espacio de trabajo!
He estado
orando mucho sobre esto. La escalera-estantería ha llenado de paz mi
escritorio, ¡igual que Jesucristo quiere llenar de paz nuestras vidas!
En efecto, Él
no va a hacer desaparecer el Trabajo Final, ni pretende eliminar todos los
libros que tienes que manejar. Cristo no es una varita mágica que elimina los
problemas, con Él tus circunstancias serán las mismas. ¿Y entonces?
Lo que Jesús
hace es algo aún más maravilloso: se pone a tu lado para llevar tus cargas,
como mi escalera. Es Él quien se ofrece para llevar el peso que te agobia, y
hacer que tu vida sea una mesa despejada, en la que puedas trabajar, sí, pero
sin agobios.
Con Él podrás
ir tomando los libros uno a uno y, al acabar, volver a entregárselos, volver a
dejar todo lo tuyo en Sus manos. Así puedes vivir tranquilo, confiado... con
paz. No vives agobiado, pues sabes que todo lo tuyo está en manos de una
Persona que te ama.
Hoy el reto del
amor es dejar tus libros en manos de Cristo. Tus obligaciones, tus
responsabilidades, lo que te preocupa... te invito a que, uno a uno, se lo
vayas entregando al Señor. No hay nada tan pequeño en tu vida que a Él se le
pase desapercibido... ¡ni nada tan grande que no pueda con ello! Está a tu lado
para acoger lo que te pesa y regalarte su Paz. Despeja tu escritorio y...
¡feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma