"Puedo dar testimonio, como capellán, de lo grande y sincero que es el cariño de los detenidos por el Papa Francisco"
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Un momento del encuentro entre el Papa y algunos detenidos |
Algunos
invitados del tercer centro de detención de Rebibbia fueron recibidos en Santa
Marta junto con el director, dos magistradas y otros funcionarios. A
continuación, la visita a los Museos Vaticanos, recibida por la directora
Barbara Jatta. El capellán: agradeció al Papa por su cercanía y sus oraciones
en apoyo de la dignidad de quienes viven en la cárcel.
Doce reclusos
del tercer centro de detención de Rebibbia han llevado una cesta de pan fresco
al Papa esta mañana a las 8:45 en la Casa Santa Marta. Anoche prepararon ese
pan, con sus propias manos, precisamente para dar las "gracias" a
Francisco "por el don de la esperanza que nos ofrece a los reclusos".
Y, en un
ambiente familiar, el Papa les confió precisamente su atención a las personas
que viven la experiencia de la cárcel, recordando sus visitas a las prisiones
allá en Argentina, y asegurando sus oraciones también por sus familias.
La cesta con
pan preparada por los internos y entregada al Papa
"Hoy toda
la comunidad penitenciaria ha vivido una experiencia muy importante con el
Papa": el padre Moreno M. Versolato, religioso de los Siervos de María, capellán
de la más pequeña de las cuatro cárceles romanas, no ocultó su emoción. Sí, el
padre Moreno habla de "comunidad" porque -insiste- "hoy aquí, en
el Vaticano, nos hemos reunido: doce reclusos, la directora de la tercera
cárcel de Rebibbia, Anna Maria Trapazzo, tres educadores, policías
penitenciarios y dos juezas de libertad condicional".
La presencia de
las dos juezas, Anna Vari y Paola Cappelli -señaló el capellán- tiene un fuerte
significado: "Ellas son las que evalúan y firman los permisos en las vías
de reinserción social, a través de las medidas alternativas de semilibertad, y
es extraordinario que hoy aquí vivan, directamente con los internos, una
experiencia de belleza que es una 'escuela de vida' para todos".
Sí, explica con
pasión el padre Moreno, "estos jóvenes han crecido en suburbios degradados
o tal vez proceden de países lejanos... en definitiva, han tenido, desde la
infancia, otra "escuela"...".
El capellán se
hizo eco de la directora de los "Museos del Papa", Barbara Jatta, que
dio una cordial "bienvenida" a los "embajadores" de
Rebibbia: "Estas galerías son la casa de todos, aquí cada uno, con su
propia sensibilidad, puede captar "algo" valioso para su vida y
hacerla mejor. Hoy es con gran alegría que los Museos Vaticanos -dice el director-
se presentan y se ofrecen a los internos y a quienes los acompañan como una
inspiración de belleza que toca el alma en su profundidad".
La visita a los
Museos tiene aún más importancia, prosigue el padre Moreno, "porque en
este periodo de pandemia, los internos han sufrido mucho el aislamiento y la
marginación por la imposibilidad de abrazar a sus seres queridos". Son
situaciones extremas, realmente "al límite" -dice- y es fácil ceder a
la tentación de ceder al conflicto y a la ira. Y el pensamiento, añade, se
dirige también a todo el personal de servicio.
"Puedo dar
testimonio, como capellán, de lo grande y sincero que es el cariño de los detenidos
por el Papa Francisco", plantea el religioso. "Esta mañana le hemos
agradecido personalmente, todos juntos, la cercanía que nos muestra
continuamente y en diferentes ocasiones". El regalo de las palomas en
Semana Santa, añade, fue una sorpresa para todos. "Pero el mayor
agradecimiento", concluyó el capellán, "es por sus oraciones y por
sus peticiones a las autoridades políticas para que cambien cada vez más las
condiciones de detención, especialmente cuando se viola constantemente la
dignidad de la persona".
Al final de la
mañana en el Vaticano, el director del centro penitenciario habló de una
experiencia de acogida y esperanza: "El regalo del pan para el Papa tiene
un valor enorme para nosotros: en pleno encierro hemos puesto en marcha un
taller de panadería y siete internos han sido contratados por una empresa. El
pan hecho esta noche para Francisco es, por tanto, un "gracias". Y
también el regalo de la "baldosa" con la cruz, expresión del curso de
mosaico, no es un gesto formal sino un signo de fe y esperanza".
Por Giampaolo
Mattei
Vatican News