EMPECÉ A ESCALAR LA MONTAÑA DE DIOS Y ME ENCONTRÉ CON SU AMOR

Me preparo como el alpinista y busco el equipo que necesito: mi Biblia, la oración, la fe, la confianza en el Eterno Padre y el buen ánimo

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«Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él”

Juan, 4, 16

Desde niño he buscado a Dios con la ilusión de encontrarlo. Busco a Dios, anhelo verlo un día y decirle como le dijo santa Clara de Asís, al momento de su partida: “Señor, Tú que me has creado, bendito seas”.

Me imagino ese momento extraordinario en que me mira compasivo, misericordiosos y me dice: “Ven Claudio, aquí estoy”.

Siempre he visto esa búsqueda como un reto, el de escalar una montaña, la montaña majestuosa de Dios. No es nada fácil ascender.

La Biblia está llena de referencias a la montaña donde Dios habita. Por eso me es sencillo imaginarla.

Desde la cima Él nos mira ilusionado y nos anima a llegar.

Prepararse para «subir»

No soy el mejor de sus hijos y me sé indigno de llamarlo Padre.

A veces me veo como el escalador que cada verano sueña conquistar la cima de una gran montaña.

En mi caso, me preparo como el alpinista y busco el equipo que necesito: mi Biblia, la oración, la fe, la confianza en el Eterno Padre y el buen ánimo.

Anhelo poder escalar la montaña de Dios. Tiene riscos escarpados, cavernas, y un camino que te lleva a la cima, en el que puedes descubrir las marcas de los pasos de quienes lo han transitado, antes que nosotros. Son los grandes santos de nuestra iglesia. 

Piedras en el camino

Pero atentos, no es tan sencillo. El maligno ha llegado y lo siembra de trampas, tentaciones, para hacerte rodar cuesta abajo.

Cada vez que me propongo escalar su montaña santa, resbalo, caigo cuesta abajo, pero me levanto, sacudo mis ropas y vuelvo a intentarlo. Un sacerdote amigo me dijo una vez:

“Santo no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta”. 

Dios siempre viene a buscarnos

Ten fe amable lector. La fe es un misterio, que nos impulsa a ir más allá y confiar en la voluntad del Padre.

He descubierto en el difícil camino ascendente que Dios es un gran Padre que siempre sale en búsqueda de sus hijos. Y nos dice que nos ama.

¡Ánimo! No te conozco, pero sé que vas a salir adelante. Dios te ama.

Dios te bendiga.

Claudio de Castro

Fuente: Aleteia