Los cristianos de Tierra Santa son víctimas inocentes de la violencia entre palestinos e israelíes en la Franja de Gaza, denunció el Custodio P. Francesco Patton.
![]() |
Fray Francisco Patton. Foto: Custodia de Tierra Santa |
“Se
encuentran en medio de dos sujetos más grandes que luchan entre ellos y
terminan aplastados. Basta con decir que una de las primeras víctimas de los
cohetes lanzados desde Gaza fue una mujer india, una migrante que trabajaba
como cuidadora. Una mujer de fe cristiana que frecuentaba nuestra capellanía
para católicos indios”, explicó el Custodio de Tierra Santa, en declaraciones
realizadas a la agencia SIR, de la Conferencia Episcopal Italiana.
Sobre
la situación de los lugares santos, señaló que “por el momento, hasta hoy, no
hemos sido golpeados y no se han producido ataques contra nosotros. Los
santuarios están abiertos con regularidad, sobre todo por la mañana como medida
de precaución, al igual que durante la pandemia que en Israel ya está quedando
atrás”.
El
P. Patton lamentó que a pesar de haber logrado derrotar a la pandemia de
coronavirus, “no se consigue derrotar la violencia que cíclicamente vuelve a
ensangrentar esta tierra como si no bastase la sangre derramada hasta ahora.
Estamos viendo que cuando estalla el fuego luego resulta difícil contenerlo”.
Para
el P. Patton, uno de los principales motivos que explican la presente explosión
de violencia se debe a la polarización: “La polarización a la que hemos
asistido en los últimos tiempos ha producido auténticas explosiones de odio
destructivo”.
Advirtió
que “la muerte de civiles, con un balance que aumenta cada día, alimenta una
espiral de violencia en los frentes opuestos”.
Una
situación que afecta también a la convivencia entre israelíes, pues las
ciudades mixtas de Israel, con población árabe y judía, también están
registrando violencia sectaria: “Están destruyendo los equilibrios de convivencia
entre árabes-israelíes y judíos-israelíes dentro de las ciudades israelíes,
donde en estos días se han documentado enfrentamientos, disturbios, saqueos e
intimidaciones”.
Sin
embargo, señaló que “no toda la población local está implicada en esta tormenta
de violencia, muchos han tomado distancia. Por desgracia, la situación empeora
debido a escuadrones que llegan de fuera para golpear y provocar desórdenes sin
que la policía pueda prevenirlos”.
Denunció
también que la violencia “se ha convertido en un instrumento político. La
ausencia de la comunidad internacional no hace más que reforzar estas
posiciones extremistas. La única voz que se ha alzado con vigor en estos días
es la del Papa Francisco, que es la voz de un líder espiritual y moral que en
varias ocasiones ha llamado a la moderación, al diálogo y a detener las armas”.
“A
los líderes políticos de las grandes potencias, parece que no sólo les falta la
voz, sino la determinación para llevar a las partes en guerra ante una tregua y
después a una mesa de diálogo”, señaló.