Hervé de Lantivy caminará más de 1.600 kilómetros en tres meses hasta llegar a la tumba del apóstol en Santiago de Compostela
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Hervé de Lantivy. Dominio público |
En
total, cuando llegue a Santiago de Compostela habrá recorrido más de 1.600
kilómetros en soledad y acompañado
únicamente de su mochila, su rosario, su prótesis y sus muletas. Tres
meses y medio de camino para profundizar en su fe católica, para hablar con
Dios en la intimidad y plantearle algunas preguntas. A la vez pretende hacer un
esfuerzo de superación, de mirar hacia adelante y no hacia atrás teniendo claro
que la meta es Cristo, y que en este caso, lo encontrará en Santiago junto a la
tumba de su discípulo.
El
8 de marzo partió de la
basílica de Santa Ana de Auray, el mayor lugar de peregrinación de toda
Bretaña, y el tercero tras Lourdes y Lisieux. A su ritmo, ayudado por sus
muletas, recorre una media
de unos 20 kilómetros diarios e incluso ha decidido desviarse de la
ruta para llegar a Lourdes y visitar a la Virgen.
Era otra etapa importante en este reto. Ahora ya se encuentra en tierras
españolas y en menos de un mes habrá podido llegar a la meta de un desafío un
importante trasfondo espiritual.
Antes
de partir creó una página de Facebook, Une
prothèse vers Compostelle (Una prótesis a Compostela),
para ir subiendo sus experiencias durante el camino. Sin embargo, se está
convirtiendo también para los 2.000 seguidores en un auténtico testimonio de fe, superación y
también de evangelización desde la sencillez de Hervé.
Los
usuarios ahora aprovechan para pedirle oración, algunos incluso que viven por
la ruta hacia Compostela han querido conocerlo y hospedarlo en su casa, tanto
católicos como no católicos. Y son cada vez más las preguntas que le hacen: “Les explico que estoy caminando
para encontrar a Dios, para conocerlo mejor. Y sé que Él está presente a través
de aquellos con los que me cruzo”.
Hervé se ha abandonado completamente a
Dios en esta larga experiencia de más de tres meses no exenta de
dificultades físicas y médicas debido a su prótesis.
“La
soledad hace mucho bien. Pienso en nada y en todo, también en mi familia. Pero siempre encomiendo mis alegrías y
mis dolores a la Santísima Virgen", cuenta este peregrino, tal y
como recoge Famille Chretienne.
Las
paradas en las iglesias y santuarios son casi obligadas para él. Necesita estar
allí, rezar, estar en contacto con Dios. Pero el camino también le está
mostrando su realidad, su debilidad. Su ritmo es lento debido a sus problemas
físicos y los dolores que van surgiendo. A veces se ha tropezado y caído, y en
otras ocasiones se ha perdido. Y así surge su fuerte carácter. En esos momentos “le grito a mis muletas”,
afirma riendo. El resto del tiempo –agrega divertido- las trata con mayor
suavidad.
Todo
comenzó en 1987 con el coche que arrolló su motocicleta. Pero fue en 2011
cuando aquel calvario volvió de nuevo: una infección le obligó a permanecer en
el hospital con regularidad. “Siete años después la herida aún no se había
curado, no podía ver el final del túnel. En la decimoséptima operación solicité la amputación”, explica
Hervé.
Al
salir del quirófano, pidió este deseo: “Si vuelvo a caminar, iré a pie a
Compostela". Y ahora, por fidelidad a su promesa, pero también para dar gracias a Dios y
agradecer a todos los que lo apoyaron durante este largo Vía Crucis, Hervé se
puso en camino, con un solo imperativo: volver el 14 de agosto para la boda de
su hijo.
Por
el camino ha experimentado una rehabilitación intensiva, aprender a andar
nuevamente y lograr una prótesis adecuada. En la actualidad lleva una prótesis electrónica que parece de
madera. Antes probó otras dos.
Uno
de los hitos realizados hasta el momento fue la llegada al santuario de Lourdes
dos meses después de iniciar su camino en Bretaña. Pese a tener que desviarse del camino no quiso dejar pasar
esta oportunidad.
“Esta
semana fue muy intensa a nivel físico, mi cuerpo entero sintió esta semana de
caminata, mi prótesis y mi mente se han puesto a prueba (…) Esta mañana asistí
a misa en la pequeña cueva. Qué extraña sensación la de estar en este lugar
santo tan desierto durante estos días. Esto me hace sentir cómo si el santuario estuviera reservado
para mí y voy a aprovecharlo hoy y mañana para rezar por todas las intenciones
que me habéis confiado”, escribía Hervé en su bitácora.
Javier Lozano
Fuente: ReL