Otro secuestro en Haití, esta vez dirigido a la Iglesia Católica. Varias fuentes hablan de una petición de rescate de un millón de dólares. La Conferencia de religiosos y religiosas locales insta al país a recuperarse del clima de violencia que vive
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Mujer haitiana en oración durante la Semana Santa. (ANSA) |
La larga crisis de Haití
El país caribeño, que ocupa cerca de un tercio de la isla de La Española, en las Antillas, atraviesa una grave crisis económica, política y social, que podría estallar en trastornos y giros autoritarios. Desde hace algún tiempo está cada vez más azotada por los secuestros y los crímenes violentos que tienen lugar en un clima de profunda perturbación causado en los últimos 15 años por huracanes, terremotos y epidemias.
Se ha producido una emergencia humanitaria sin
precedentes que aún perdura a pesar de la movilización de la comunidad
internacional. En particular, el terremoto del 12 de enero de 2010 puso al país
de rodillas. Aquel terremoto de magnitud 7 de hace más de 11 años causó al
menos 200.000 muertos, cifra que según algunas estimaciones ronda incluso el
medio millón de personas.
La exhortación de los obispos a
reaccionar
Los siete clérigos
fueron presuntamente secuestrados por una conocida banda criminal, según una
agencia de noticias local. "La nación debe levantarse para luchar contra
estos episodios", comentó el padre Gilbert Peltrop, secretario general de
la Conferencia de Haití. El secuestro se produce menos de dos semanas después
de que unos hombres armados secuestraran a un pastor y a otras tres personas.
Haití tiene unos 10 millones de habitantes, de los que más del 70% viven por
debajo del umbral de la pobreza. Se trata de uno de los países más pobres del
continente, donde el tema de la migración es también un problema
importante.
Un nuevo muro
Se calcula que hay
500.000 migrantes haitianos viviendo actualmente en la República Dominicana, la
mayoría de ellos de forma ilegal. El Presidente de la República Dominicana,
Luis Abinader, anunció el mes pasado un plan para construir una valla de 380
kilómetros de longitud en la frontera con Haití con el fin de resolver los
problemas de la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y la circulación de
vehículos robados. Ya existen barreras a lo largo de la frontera entre los dos
países caribeños, que comparten la isla de La Española.
Giancarlo La Vella y Andrea De Angelis - Ciudad del Vaticano