Esta semana de la sal, descubre su importancia nutricional y espiritual
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Nerza - Shutterstock |
Estamos en la semana de sensibilización mundial sobre el consumo
excesivo de sal (cloruro de sodio). En ella se intenta alentar sobre las
consecuencias del alto consumo de sal y brindar herramientas para disminuirlo.
Actualmente la
mayor parte de la población consume más sal de la que necesita, y esto
trae efectos negativos. Por ejemplo, sobre la presión arterial tanto de
adultos como también de niños y mayor riesgo cardiovascular.
Pero ¿por qué
consumimos sal en demasía si sabemos que afecta nuestra salud? ¿Es
indispensable para nuestro organismo? Si es así ¿cuánto debemos consumir sin que
nos perjudique?
Miles de años
atrás la sal era desconocida por las personas, pero con el tiempo fueron
descubriendo algunos beneficios que les brindaba a la hora de su
consumo.
Entre ellos,
como conservante de alimentos y más tarde como condimento. El
consumo en ese tiempo no era tan alto como lo es ahora, ya que podemos
encontrar sal en la gran mayoría de los alimentos que consumimos diariamente.
La industria ha
hecho uso de ella de tal manera que muchas veces compramos un alimento y no nos
imaginamos que contenga sal, por ejemplo, en múltiples productos procesados y
ultraprocesados, como puede ser el ketchup, las comidas listas, tapas de
empanadas, entre otras.
¿Es
indispensable para vivir?
Sí, nuestro
cuerpo necesita de la sal, es fundamental para cumplir con las funciones
regulatorias de los líquidos del organismo y también en los procesos de
transmisión nerviosa.
Pero
necesitamos poca cantidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomienda una ingesta menor a 5 gramos al día.
Por ello, es
muy importante controlar su consumo diario. Para ello debemos disminuir el
agregado de sal al momento de comer y también cuidar y hacer buenas elecciones
al momento de la compra de alimentos.
Su sentido
espiritual
Por otro lado
la sal también es indispensable para vivir pero en un sentido más amplio para
los cristianos, sirve para mucho más que para cumplir funciones en el organismo
y dar sabor a las comidas. Jesús nos dice que seamos sal y luz para los demás:
“Vosotros sois
la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No
sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente”.
El sacerdote
Carlos Padilla Esteban lo explica claramente en su artículo Dar
sabor a la vida.Dice que Cristo nos invita a ser sal en esta tierra, nos
propone que nuestra vida sea auténtica, para lograr con la sal del amor sacar
lo mejor de cada persona que esté en nuestro camino.
Podemos ser
sal para los demás cuando cuidamos al otro, por ejemplo, si elegimos y
preparamos comidas sanas, con poca sal, con alimentos naturales (frutas,
vegetales, legumbres, huevo, frutos secos), de temporada, evitando aquellos
ultraprocesados que son los que contienen por lo general un exceso de sodio.
El padre
Padilla también dice que la sal nos hace disfrutar más de la vida, nos ayuda a
descubrir el sabor de la alegría en medio de los sinsabores de la vida. Y es
que si estamos sanos, estamos cerca del otro y lo cuidamos con cariño la vida
se hace un poco más fácil.
Distintos usos
y presencia en la Biblia
Hay
historiadores que consideran que la sal comenzó a formar parte de nuestra
alimentación hace unos 5000 años antes de Cristo y que primero descubren la sal
para conservar alimentos y más tarde como sazonador.
Poco a poco las
comunidades fueron aumentando su ingesta gracias a su agradable efecto
sazonador y fue tal su apetencia que se comenzó a comercializar y también se
llegó a usar como moneda de cambio.
En el Antiguo
Testamento también se relata que la sal era muy usada en la dieta hebrea como
condimento y conservante. Pero también tenía un uso medicinal, para curar
heridas, o desinfectar el cuerpo del recién nacido, por ejemplo. Se hace una
mención de ello en la biblia en Ezequiel 16: 4.
“Cuanto naciste,
el día que viniste al mundo, no habían cortado tu cordón, ni te habían bañado
en agua, ni frotado con sal, ni te habían envuelto en pañales.”
Por otro lado
la sal era considerada en aquella época un símbolo de permanencia y
lealtad de Dios, era un elemento importante para llevar a cabo las ofrendas.
“En toda
ofrenda que presentes, pondrás sal, pues así como la alianza con tu Dios es
alianza de sal, también estará la sal en tus ofrendas: todas serán saladas.” Lev
2: 13
Siendo así una
práctica regular de los hombres eran los convenios o contratos de sal, en la
cual llevaban en sus cintos bolsitas con sal que luego mezclaban con la del
otro para así recordar que jamás podrían recuperar su sal, y por lo tanto era
un símbolo de que ese pacto era para siempre, irrevocable.
Una forma de
ser sal para los demás cuidándolo
Una forma muy
linda de darse auténticamente al otro es cuidándolo, buscando lo mejor para él,
ayudándolo por ejemplo a estar sano, saludable, estando más atento a lo que
comemos, buscando la incorporación de hábitos saludables.
Para ello te
puedes ayudar con estas recomendaciones de la campaña de la Organización
Panamericana de la Salud (OPS):
Al momento de
comprar: elige alimentos naturales y si compras procesados, elige los que
tengan menos sal.
Al momento de
cocinar: utiliza hierbas frescas, pimiento, ajo, o limón, para remplazar
la sal o los cubitos de caldo.
En la mesa: limita
el consumo de comida rápida y evita usar el salero.
Actúa: exige
productos bajos en sal y etiquetas claras en los alimentos
No usemos
solamente la sal en la comida, usémosla para dar sabor a nuestra vida y a la de
nuestros seres queridos.
María
Eugenia Brun
Fuente: Aleteia