¡Dios mío, qué grande eres!
En este tiempo
especial de pandemia, debido a las medidas restrictivas, no aparece por el
locutorio ninguna persona que nos dé charlas o ejercicios espirituales. Todo se
hace “vía online”, ¡pero no por ello dejamos de recibir alimento para nuestro
espíritu! Así, todas reunidas en el locutorio, frente una pantalla grande,
escuchamos a los conferenciantes, y todos contentos y obedientes a las normas
que ahora hay que respetar...
Cuando nos
hablan unos y otros de temas religiosos y de la Palabra de Dios, ponemos toda
nuestra atención: es el Señor quien nos habla y nos cuida con sus enviados,
para que crezcamos en su conocimiento y en Amor a Él y a todos los hermanos.
Cada uno pone
todo su esfuerzo para darnos lo mejor que tiene, pero no siempre obtengo los
mismos beneficios de todas las charlas:
A veces tengo
el corazón muy abierto y preparado para acoger lo que me explican, pero otras
veces, sin previa preparación por mi parte y a veces también sin darme cuenta,
noto en mi espíritu “una subida de fe y amor”. Y es que, yo no sé ni cómo, pero
parece como que Jesucristo estuviera más cerca y a veces muy vivo y su
presencia me produce una fe más sólida, un calor en el corazón que yo no puedo
ignorar, para entregarme a las cosas de Dios y hacer sus obras, y esto, con
gran gozo y sin yo hacer nada...
¡Rápidamente sé
que esto ha sido posible porque el siervo de Dios ha dado de lo que de su
corazón rebosaba: “de la abundancia del corazón habla la boca”! Y esto, aun
cuando esta persona nos manifieste su pobreza e incapacidad para expresar las
cosas de Dios y pidiéndonos, con gran humildad: “¡Rezad por mí, pues lo
necesito mucho!...”
Sé que estas
son gracias que Dios nos da si estamos a la escucha de su Palabra y acogemos a
los “instrumentos pobres” que nos salen al paso en nuestro camino diario.
¡Siempre Dios desea visitarnos con sus dones, que da a manos llenas!...
Hoy el reto del
amor es “estar despierto” a todo el que me quiera dar a Dios con Su Palabra,
sus gestos y su persona… ¡Amemos como a las niñas de nuestros ojos a todo el
que me traiga a Dios de esta forma!...
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma